Una mañana entre reses bravas

Diario JAÉN acompaña a los hermanos Fernández en el traslado por el campo

20 ago 2019 / 11:17 H.

La cita en Santiago de la Espada es a la una y media de la tarde, pero en la finca “Arroyo Aldares” se madruga. Allí pasta la ganadería Herederos de Antonio Fernández, más conocida como “El Zorro”, y el domingo, como todos los días de encierro, las reses bravas son conducidas por el campo por caballistas hasta la entrada del pueblo, donde empieza la fiesta, la emoción y el miedo. A las nueve de la mañana, ya hay gente merodeando por el cortijo, son aficionados al mundo del toro que quieren ver en primera persona cómo se hace el apartado de las reses, en pleno campo y, después, cómo, con la ayuda de los cabestros, llegan a Santiago de la Espada, con dos paradas por medio para que no se cansen los dos novillos y las tres vacas que serán lidiadas, mañana y tarde, en las calles del casco histórico de este bello rincón de la Sierra de Segura. Una treintena de personas acompaña a la “comitiva” a pie, cada uno a la distancia que le dicta su precaución o su valentía, que estamos en el campo y aquí no hay burladeros. Los hermanos Fernández (Antonio, Manuel y José María) junto a Salvador Martínez, van a caballo cuidando que ninguna de las reses deje de seguir a los cabestros. José Manuel Romero, “El Pota”, calzones rojos encima, camina junto a los astados sin inmutarse.

Primera parada en el río Zumeta, allí, entre álamos y frescor mañanero, ya se aumenta el grupo de seguidores de las reses, están apostados los santiagueños que quieren ver algo ancestral en directo y hasta desayunan a la sombra y en el capó de los coches. El grupo aumenta en el cortijo “Novalená” y se hace numerosísimo en la charca desde la que se divisa Santiago de la Espada; también se multiplica el número de caballistas. Desde aquí, todo es cuesta arriba y no deja de impresionar cómo suben los novillos, las vacas y los bueyes. Hay jaleo, una vaca está caprichosa desde que salió de “Arroyo Ardales”, ya se fue del grupo en el barranco y ahora en el repecho final, también. Un gentío se congrega en la carretera de Tobos y Las Juntas, que se corta obviamente, y la calle Hondo El Pecho está rebosando para ver cómo se adentran en el pueblo los astados de la ganadería que lidia por esta comarca, la de El Zorro. Ya lucieron sus reses en La Matea, en junio, la semana pasada, en Pontones y, ahora, en Santiago de la Espada.

Una ganadería familiar, con encaste Flores

El patriarca de la familia, Antonio Fernández, recibe a los visitantes sombrero de ala ancha bien encajado en la cabeza, departe con todos y cuenta detalles de sus años al frente de la ganadería que él fundó en 1981, con encaste de Samuel Flores. Su padre y su abuelos eran mayorales y sería la tercera generación la que dio el paso de hacerse con un hierro propio en el complicado mundo del ganado bravo. Ahora son los hijos, Antonio, Manuel y José María, los que mantienen viva la llama. Tienen 120 cabezas de vacas madres y se distingue este encaste por ser muy cornalones y pobres de cuartos traseros; suelen ser toros nobles a los que les cuesta arrancarse, pero luego se les hacen buenas faenas en las calles y en las plazas de los pueblos. Ningún novillo o vaca de esta ganadería familiar se torea en plaza de toros, todos los astados van para fiestas populares de Jaén y de Murcia. “La divisa es roja y amarilla y la señal, un zarcillo en ambas orejas. Pasan el verano en las fincas de “Arroyo Aldares” y “Valdefuentes”, en Santiago de la Espada y el invierno en la de “Pastizales”, entre Baños de la Encina y La Carolina.