Lleno en el encierro nocturno

La ganadería de Martínez Vivo dio lucimiento a una fiesta popular única en Jaén

05 sep 2018 / 08:44 H.

El reloj marcaba la una de la madrugada y un cohete anunciaba algarabía y emoción. Tres toros estaban dispuestos en el camión de la ganadería Martínez Vivo y se iniciaba el desencajonamiento, uno tras otro, para disfrute de los valientes que en calles estrechas y con poca posibilidad de escape hacían recortes y corrían delante de los astados. Iznatoraf se llenó para ver al Cristo de la Vera Cruz, en una procesión preciosa por calles estrechas y llenas de macetas y volvió a llenarse de madrugada para una fiesta popular única en Jaén, junto con Sorihuela, los encierros nocturnos. No cabía un alfiler en ninguna parte del recorrido, con una plaza que era un hervidero de gentes llegadas de todos los pueblos de alrededor. Una ocasión única para visitar uno de los pueblos más bonitos de la provincia, donde los coches no pueden pasar por sus principales calles. El tiempo de disfrute con los toros en la calle fue en aumento conforme salían, negros el primero y el último y salpicado el segundo y ese de menos a más permitió a los recortadores y toreros aficionados ir entrando en faena.

Sería el último toro el que más tiempo estuvo, no dejaba de derrotar y entrar a embestir, de un lado a otro, no solo en la plaza e incluso tuvo que ser retirado con la cuerda para que no se alargaran más los festejos taurinos, raigambre y cultura popular por antonomasia en media provincia. Para mayor realce de unos encierros que continúan hoy y mañana, no hubo que lamentar incidentes de ningún tipo. Son las fiestas del Cristo de la Vera Cruz una oportunidad única para que vuelvan los emigrantes y se reencuentren con sus familiares y amigos, especialmente en la verbena con sabor de siempre cuyas actuaciones son seguidas también por cientos de vecinos y forasteros.