Intensidad hasta el final de las Fiestas Calatravas

Una multitud presencia las últimas citas del programa con el que se recuerda el espléndido pasado de un territorio limítrofe entre dos culturas

15 jul 2019 / 17:00 H.

La decimocuarta edición de las Fiestas Calatravas de Alcaudete terminaron como habían comenzado, con una multitud pendiente de los espectáculos programados en el entorno del castillo medieval y de la Plaza del 28 de Febrero. Sin duda, la jornada más concurrida fue la del sábado, aunque tanto el viernes como ayer la afluencia fue destacable.

La jornada dominical arrancó ya de noche. Con un “riepto” —un reto para resolver un conflicto— en el palenque de las Caballerizas Reales. Los calatravos del colectivo Militia Regis. Era el juicio divino a un caballero acusado de traición por avisar a las huestes nazaríes para que asaltaran la fortaleza, defendida con eficacia por los labriegos de la zona.

La escenificación coincidió con la apertura las tabernas de diferentes colectivos alcaudetenses, que atendieron al público hasta después de medianoche. La velada, una vez más, fue amenizada por músicos, trovadores y bufones, sin olvidar espectáculos de circo, fuego y de tipo aéreo. Este fue el broche para una convocatoria municipal que supera lo festivo y se traduce en un importante retorno económico y en una promoción sin igual para el municipio.

La celebración movilizó a centenares de alcaudetenses, en su mayoría pertenecientes a diversos colectivos sociales. El Ayuntamiento contó con el respaldo de la Diputación —a través de la Ruta de los Castillos y las Batallas—, la Junta y Adsur. La convocatoria está considerada Acontecimiento Turístico Andaluz. De hecho buena parte de los asistentes procede de fuera tanto de otros rincones de la Sierra Sur, como de otras comarcas jiennenenses y de varias provincias de la región, principalmente de la Subbética cordobesa por su proximidad. También se trata de una forma de reivindicar la rica historia, en los siglos XIII y XIV en que Alcaudete estaba en la frontera entre los reinos castellanos y nazaríes.

En paralelo a las representaciones y a otras actividades —destacó el lucido pasacalles de la tarde noche del sábado— hubo un campamento donde se recrea la vida de los caballeros calatravos —que tenían encomendada la defensa del territorio frente al Islam—se unió este año uno de los mahometanos granadinos, en ambos casos con una filosofía de recreación histórica. Además, el viernes y el sábado abrió sus puertas la iglesia de Santa María, uno de los monumentos más conocidos de Alcaudete.Fue a iniciativa del párroco, que pidió la implicación de la Asociación Centinela. La acogida resultó positiva, especialmente el sábado, cuando se registraron muchos visitantes. No faltaron los recorridos, en este caso teatralizados, por la fortaleza de orígenes andalusíes. Como nota curiosa algunas personas se ataviaron de época —a la usanza castellana o hispanoárabe— para dar mayor realce a la fiesta.

No faltaron contenidos específicos para los más pequeños —cuentacuentos, talleres, atracciones y artefactos—, gastronomía de nivel en las tabernas y justas y combates. El viernes fue la recreación de la proclamación del comendador y la “Salvaora” de la villa, con un torneo en el que no faltó la lucha cuerpo a cuerpo. Espectacular resultó la escenificación, el sábado, del intento de toma del recinto amurallado —con el arco de la Villa como foco del conflicto— por parte de los nazaríes, con más de un centenar de recreadores entre andalusíes, campesinos y huestes calatravas. Tal representación vino precedida de un espectacular desfile con salida en el Parque de Nuestra Señora de la Fuensanta y un itinerario que discurrió por las principales zonas del casco urbano alcaudetense.