Escaparate para impulsar el espárrago blanco en Bedmar

La primera edición de la feria específica triplica las visitas previstas

11 abr 2016 / 09:15 H.

Agricultura, economía, ocio y cocina se dieron la mano en la primera edición de la Feria del Espárrago Blanco, una iniciativa impulsada por el Ayuntamiento de Bedmar y Garcíez con el respaldo de la Diputación. A lo largo de tres jornadas se sucedieron las actividades, que llenaron de vida las principales calles bedmarenses y la Caseta Municipal.

El alcalde, Juan Francisco Serrano, subraya que los resultados obtenidos son muy positivos, pues se ha multiplicado por tres la presencia de público previstas a los contenidos programados, de manera que asistieron, de media, trescientas personas —en un municipio que, incluido el núcleo garcileño no—. El regidor gradece la implicación de la sociedad para hacer realidad una cita que nace con vocación de continuidad. “Es la primera convocatoria de este tipo en toda Andalucía. Queremos que la gente conozca nuestra cultura del espárrago”, remarcó.

El responsable subraya que, con un presupuesto modesto, se ha conseguido el objetivo principal, relanzar el cultivo del espárrago blanco. De hecho explica que algunos agricultores, a raíz de la propuesta, se animarán a aumentar las plantaciones, con la consiguiente repercusión positiva en la economía local.

La programación concluyó con una comida de carne y salsa y la degustación de tapas a base de la preciada hortaliza, preparadas por cocineros de nivel como Pedro Salcedo y Anselmo Suárez, una inicaitiva promovida por “Asostel Jaén”. Igual que ocurrió el sábado, se instalaron puestos de venta de productos agroalimentarios de la zona como espárragos, conservas y aceite de oliva virgen extra.

La jornada sabatina incluyó la mayor parte de las actividades. Los establecimientos hosteleros se volcaron para servir a los clientes con una feria de la tapa. Hubo un taller sobre preparaciones del espárrago a cargo de asociaciones locales, que mostraron las recetas típicas. Igualmente, por la tarde, autobuses llevaron a los visitantes a las dependencias de la empresa Conservas Congana y a las plantanciones del fruto blanco situadas en las vegas del río Guadalquivir. Los labradores explicaron las tareas del cultivo y el proceso de recolección. Incluso se vivió la recogida nocturna en una de las fincas del municipio. Un grupo musical de Bedmar amenizó la velada.

La I Feria del Espárrago Blanco se inauguró el viernes en el Salón de Usos Múltiples, con el pregón de Antonio García, de Conservas Congana, quien repasó la historia y los avatares del cultivo. Entre los presentes, además de Juan Francisco Serrano, se hallaba el diputado provincial de Agricultura y Medio Ambiente, Pedro Bruno. A las actividades también asistió el presidente de la Diputación, Francisco Reyes, quien forma parte de la Corporación Municipal bedmarense. Después del elogiado discurso se proyectó un vídeo promocional del pueblo como productor de espárrago. Asimismo se ofreció a los presentes un aperitivo de bienvenida, que dio pie a la convivencia y el diálogo.

Datos elocuentes de un cultivo alternativo
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El espárrago es fundamental para la economía de Bedmar y Garcíez. El cultivo, que ocupa cien hectáreas —es decir, alrededor de un kilómetro cuadrado en varias zonas— genera ocho mil jornales al año y, de media, trescientos mil kilos. Hace años, el volumen rozó el millón. Sin embargo, las previsiones municipales pasan por subir hasta quinientos mil en próximas campañas, al aumentar las plantaciones.

La campaña ya está en marcha, aunque las bajas temperaturas hacen que avance de manera paulatina. El producto se exporta al centro de Alemania y, con el tiempo, se destina para conservas. También hay parcelas de alcachofa, acelga y pimiento del piquillo, lo que posibilita una industria de manipulación y conservera, con una fábrica que emplea a unas doscientas personas.

Las hortalizas son una alternativa al monocultivo del olivar, con el que resultan totalmente complementarias, ya que las labores se desarrollan en meses en los que el árbol no necesita demasiados cuidados. Por ello, hay jornaleros que se emplean en la aceituna y, con la llegada de la primavera, se reenganchan en las explotaciones de regadío distribuidas por las fértiles huertas locales.