Devoción y fervor a flor de piel

Los galdurienses se vuelcan con la procesión del copatrón el Cristo de la Misericordia

14 sep 2019 / 16:55 H.

Santiago López tiene 94 primaveras y aunque es natural de Jódar, solo vuelve las dos ocasiones que la imagen se reencuentra con sus vecinos, a principios de mayo y a mediados de septiembre, junto con su mujer, Lola Salgado, llegan desde Madrid al pueblo. Desde que López se marchara, la ciudad ha cambiado bastante, de hecho, recuerda que todo era campo cuando jugaba desde niño en lo que hoy es el barrio de Fátima, adonde trasladan al Cristo de la Misericordia por las Cruces de Mayo. Ahora, le tocará hacerlo por el itinerario de costumbre, que los vecinos engalanaron para la procesión.

El jueves, tras la celebración del triduo en honor del Cristo, la iglesia estaba abarrotada para contemplar el descenso desde su camarín. Ayer, día grande con su salida procesional, desde por la mañana, los paisanos se afanaron en colocar las banderas en sus balcones y estampas con la efigie del Cristo. Aunque, sobre las cuatro de la tarde, una nube cubrió el cielo galduriense y los chubascos hicieron acto de presencia.

En el interior de su sede canónica, las camareras de la imagen se afanaban en que todo estuviera a punto. La imagen, ya entronizada sobre su paso, se mostraba con los nardos que los galdurienses depositaron. Desde las siete de la tarde, las formaciones musicales animaron a los vecinos a disfrutar de una jornada para el recuerdo. Como manda la tradición, recogieron a los miembros que forman parte de la Junta de Gobierno de la cofradía.

Largas colas comenzaron a desplegarse desde la iglesia hasta la parroquia de la Asunción, porque la devoción al Cristo de la Misericordia está en el alma de cada galduriense. Aunque las temperaturas no acompañaron, el pueblo no quiso perderse su rostro alumbrando las calles, donde recibió los vivas que se mezclaban con los sones de la banda de música “Pedro Gámez Laserna”, que acompañó al Cristo. Además, cuando esta comenzó a tocar, la banda de cornetas y tambores “Nuestra Señora de la Asunción”, se intuía a lo lejos, encabezando el cortejo.

Descalzos, con promesas o sin ellas, o simplemente alumbrando con las velas, pero todos conscientes de que en los buenos y malos momentos las miradas se dirigen al protector de Jódar. Tras la procesión, la cera cubrió las calzadas de la ciudad con abundantes regueros y el castillo de fuegos artificiales, organizado por pirotécnicos de Lupión, escenificó un espectáculo memorable. Esta tarde, y si el tiempo lo permite, la imagen regresa hasta su iglesia. A pesar de que aún quedan días para la llegada del otoño, el corazón de los galdurienses se inundará de tonos ocres cuando el Santísimo Cristo de la Misericordia entre en su templo.