Devoción en Chilluévar a la Virgen de la Paz

Vecinos y visitantes viven intensamente los actos religiosos de la patrona

25 ene 2018 / 08:14 H.

Ala calle Jaén se la conoce en Chilluévar como la Cuesta del Lobo, porque tiene una pendiente muy pronunciada y es uno de los principales atractivos de la procesión de la Virgen de la Paz. Es una prueba de resistencia física porque los costaleros portan el trono a la carrera. Eso impresiona y le aporta singularidad.

Antonio José Navarro, hermano mayor de la Cofradía de Nuestra Señora de la Paz —este es el primer año que está al frente—, comenta que cada edición los vecinos se vuelcan masivamente con su patrona. “No solo acude todo el pueblo, sino que también viene mucha gente de fuera. A pesar de ser entre semana, este es un día muy llamativo, porque el fervor es enorme”, precisa Antonio José Navarro. Añade que la cofradía vive un buen momento, ya que cuenta con unos 400 cofrades, y la juventud y las ganas son las notas características de los miembros de la junta de gobierno. Los actos religiosos del día grande de la patrona comenzaron con una misa a mediodía, en la que la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Paz estaba abarrotada de fieles hasta la misma puerta exterior. Fue una misa concelebrada, oficiada por el cura párroco, Juan María Arazola, y el sacerdote Victoriano Martínez, quien, hace años, también fue párroco de Chilluévar.

Por la tarde, a las cinco, la imagen de la Virgen de la Paz salió en procesión con los sones del “Himno nacional”, que lo tocó la Agrupación Musical de Cazorla, dirigida por Francisco Jesús Zamora, que acompañó a la imagen durante el recorrido con marchas como “Reina del polvorín”, “Esperanza de Triana Coronada” o “Caridad del Guadalquivir”. Cabe destacar el acto de convivencia en el que la cofradía invitó a todos el mundo a embutidos, queso, pan con aceite, refrescos y cerveza.