Una madre y matrona vocacional

Mónica Torres Cruz

28 may 2016 / 11:15 H.

Hay quien asegura que el nombre de Baeza procede de lo que en árabe andalusí se diría “Nido real de gavilanes”, porque su casco urbano está en alto o vaya usted a saber por qué otra razón. Una toponimia que tiene similitud con el barrio Albayzín de Granada, del que algunos eruditos aseguran que significa “Nido de halcones”. Al fin y al cabo, también está en alto y sus fonéticas se parecen.

Mónica Torres es baezana y aunque buena parte de su vida la ha pasado en la capital, donde reside, cada vez que se presenta la ocasión acude a la ciudad renacentista Patrimonio de la Humanidad a estar con la familia y las amistades. Le encanta la Semana Santa baezana y no se pierde, salvo fuerza mayor, la procesión del Santo Entierro, que es su preferida.

Desde muy pequeña tenía claro que ella quería ser matrona, una profesión difícil de acceder, pese a haber una falta de personal crónica en la sanidad pública. Estudió Enfermería en la Universidad de Jaén, en la promoción de 2006, y cuando se diplomó se marchó a Madrid a hacer un máster sobre urgencias y emergencias críticas. En 2012 se convocaron unas oposiciones para matrona y Mónica vio su oportunidad de oro para hacer lo que realmente le gustaba.

Opositó en enero de 2013, junto a otras 20.000 personas, y aprobó con el número 172. Ese fue su billete de vuelta para regresar a Jaén, donde pidió plaza para hacer la residencia en el Hospital Materno-Infantil. En ese tiempo se quedó embarazada de su hija Martina, que tiene ahora 14 meses. La experiencia propia como gestante le sirvió para conocer las necesidades y problemas que suelen tener las mujeres embarazadas.

Cuando terminó el periodo de residencia montó en Jaén su propia clínica, en la Avenida de Barcelona. Se llama Centro Tu Matrona y está especializado en atención materno infantil. Comenzó a funcionar el pasado mes de enero y ya tiene conciertos con las principales compañías aseguradoras. Acuden mujeres para la preparación al parto y ofrece macro gimnasia, masaje, clases de porteo con mochila ergonómica o con fular, taller de primeros auxilios, grupos de preparación al parto a los que acuden los maridos... También colabora con ella una musicoterapeuta que trabaja con embarazadas y con bebés.

Todo esto está en marcha, pero como aún le falta un eslabón para cumplir su objetivo inicial, Mónica se está preparando unas nuevas oposiciones que le darían acceso a una plaza definitiva en la sanidad pública.

Está a favor de la lactancia materna, dice, porque es natural y aporta más beneficios que la artificial. Su planteamiento es rotundo: “Los padres quieren lo mejor para sus hijos”, y como la lactancia materna es el mejor alimento para el bebé, la regla de tres está servida. Claro que, en el mundo de las prisas, no siempre es factible lo mejor.