Amores cruzados en cielos serranos

DOS PAREJAS CONSOLIDADAS DESDE 2014

26 jun 2020 / 16:38 H.
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En el amor, como en la vida, el camino está lleno de segundas oportunidades. Que se lo digan, si no, a Sansón y Encina, dos quebrantahuesos de ocho años puestos en libertad en 2012 a través del proyecto de reintroducción de la especie de la Junta de Andalucía. La suya es, sin duda, una de las miles de historias que tienen lugar en pleno corazón del Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas, alejadas de toda protervia y libres de cualquier clase de mácula artificial, tristes banderas del utilitarismo urbano. La gran mayoría, del mismo modo que tienen lugar, acaban y se pierden, y no hay manera alguna de rescatarlas. Solo algunas, como esta, trascienden de los picos, bosques, valles e idílicos rincones del espléndido espacio protegido jiennense para que, desde la distancia, aprendamos a valorar y a cuidar la riqueza natural de la provincia, hipóstasis de la libertad y la franqueza.

Cabría pensar que en cuanto Sansón y Encina emprendieron el vuelo en plena naturaleza, varios meses después de su nacimiento, junto a ambos lo hizo Cupido, porque lo suyo fue, sin duda, un flechazo que, eso sí, tardó algunos años en cuajar. Aunque procedentes de distinta cuna —Encina vio la luz en el Centro de Cría de Guadalentín, en Cazorla, y Sansón, en el zoológico de Núremberg (Alemania)—, el filin entre ambos era más que evidente desde que cruzaron por primera vez sus vuelos, y, a los 6 años, empezaron a mostrar comportamientos de pareja. Su relación se afianzó poco a poco hasta el punto de que llegaron a construir varios nidos, tal y como se destaca desde la Vulture Conservation Foundation, entidad internacional que gestiona el mencionado centro cazorleño y que ha sido la encargada de rescatar esta particular y bella historia en su página de Facebook.

Fruto de la unión entre estos dos quebrantahuesos, un año más tarde, en 2019, Encina y Sansón tuvieron una cría hembra. Desafortunadamente, la pequeña murió poco después de nacer. Tras la tragedia, la pareja se separó. A Sansón, de hecho, se le perdió la pista durante varios meses. Dispuesta a salir adelante, Encina pronto encontró un nuevo compañero de vida. Se trata de Bigup, un joven quebrantahuesos que le robó el corazón. Hoy en día, de hecho, ambos forman una pareja en la que los técnicos del programa de reintroducción de la especie de la Junta tienen depositadas muchas esperanzas en lo que se refiere a traer nuevos pollitos al mundo en plena naturaleza.

Pero las gratas sorpresas no se quedaron ahí. Sansón reapareció en los cielos andaluces con más ganas de vivir que nunca. De hecho, al igual que Encina, no tardó en volver a encontrar el amor. Viola, otra joven quebrantahuesos, es ahora quien le hace sentir mariposas en el estómago. Como Encina y Bigup, ambos podrían poner pronto su granito de arena para que el número de quebrantahuesos siga creciendo.

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