Alicia fue atropellada intencionadamente, según el peritaje

El informe de la Guardia Civil destaca la “perseverancia” de Manuel Q. S. para pasar con su coche sobre el cuerpo de la víctima

17 jun 2022 / 14:03 H.
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El atropello mortal de la onubense Alicia Rodríguez en Marmolejo no fue un accidente: hubo intencionalidad y, por ende, pudo evitarse. Es, al menos, lo que se concluye en el informe pericial del equipo de reconstrucción de accidentes de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil que practicó las pertinentes pruebas en el lugar del suceso, el paraje rural de La Fuente del Conejito, cerca del cementerio marmolejeño, bajo unas condiciones —de luminosidad, entre otras— similares a las que concurrían cuando tuvieron lugar los hechos, la madrugada del 12 de junio de 2021, antes de las tres y media.

Según este informe, al que ha tenido acceso este periódico, Manuel Q. S., el vecino de Marmolejo de 36 años investigado por el supuesto homicidio doloso o asesinato de Alicia —que tenía 36 años cuando murió— y al que el Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Huelva le concedió este miércoles la libertad provisional después de un año en prisión, desplazó su coche de forma “deliberada” la noche del suceso. Además, “el removimiento de hojarasca y la tiznadura de caucho transferida por el neumático anterior derecho del turismo a algunas piedras del escenario [...] viene a confirmar el desplazamiento forzado del vehículo arrastrando el cuerpo de la víctima en su parte inferior”. A ello se une el hecho de que la trayectoria de la huella de la rueda “revela que el neumático estuvo expuesto a un valor de aceleración y deceleración gradual y progresiva, no vinculada esta última con una acción de frenada de emergencia”.

Los agentes que practicaron las pruebas descartan, por otro lado, que Manuel Q. S. no advirtiera la presencia de Alicia —“los estímulos sensoriales descritos fueron de suficiente entidad como para ser percibidos”, señalan—. “Además, una vez iniciada la marcha, debió percibir, por el sentido del tacto, [...] la vibración de la suspensión y de la dirección (volante) del vehículo al intentar avanzar y pasar con el neumático anterior derecho sobre las extremidades inferiores de la víctima”, indican, a lo cual añaden que la oposición que generaba el cuerpo al avance del coche obligó a Manuel a maniobrar con “destreza y perseverancia” con los pedales para evitar que el vehículo se calara y lograr avanzar por encima del cuerpo.

Al margen de ello, los guardias civiles constataron que el coche “no presentaba averías ni problema alguno en los sistemas de aceleración, dirección o frenado”. En la diagnosis no se detectó ninguna otra clase de anomalía ni error en la medición de parámetros. El vehículo tenía asistente de estacionamiento, “cuatro sensores de aparcamiento por ultrasonidos montados en los paragolpes delantero y trasero”, el habitual sistema que, con un pitido, alerta de la presencia de un obstáculo cercano y que, en el caso de este coche, “se activa automáticamente al engranar la marcha atrás”. Por tanto, los agentes recalcan que Manuel tuvo “estímulos suficientes para detectar una anomalía en el desplazamiento del vehículo”. “Se infiere una intencionalidad clara del investigado en desplazar el vehículo, no desistiendo en su propósito a pesar de la resistencia al avance que le supuso el cuerpo de la víctima, prolongando voluntariamente la secuencia cronológica de su desarrollo y sin que se hubiera producido ningún fallo en los sistemas de seguridad activa del vehículo”, finaliza el informe de la Guardia Civil.

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