Buen ritmo de las mejoras en el Convento de Jesús

Subsanar los problemas de aguas de los vecinos es una de las prioridades

04 jun 2019 / 12:00 H.

El Ayuntamiento realiza desde hace varios meses diversas intervenciones en el Convento de Jesús, un emblemático inmueble que le fue cedido por el Obispado en mayo del año pasado después de varias décadas de abandono.

Los trabajos se han centrado hasta el momento en el apuntalamiento de las zonas más deterioradas (como la crujía del trascoro, una de las zonas más antiguas); la limpieza de los patios, con eliminación de la vegetación, y la búsqueda de una solución para los problemas de aguas que sufren las parcelas colindantes. También se demolieron estructuras ruinosas, como la crujía existente tras la cabecera de la iglesia y la casa de los santeros, así como la capilla y el despacho que existían en ese mismo lado. Todo ello ha permitido unir el compás delantero que da a la calle Jesús con los patios traseros, y que quede libre todo el lateral de la iglesia en el que se encuentra la puerta principal, tal como se observa en la imagen cedida para su publicación por el Ayuntamiento, tomada ayer por la mañana. Una vez terminados los trabajos de desbrozamiento se hará hincapié en su saneamiento, con la canalización de los desagües de los vecinos y eliminación de las humedades, causa de numerosas quejas vecinales en los últimos años.

El convento del Dulce Nombre de Jesús y María, conocido popularmente como “El Jesús”, ha tenido un compleja devenir histórico, que ha dado como resultado un amplio conjunto de edificios de distintas épocas y calidades. Fundado a finales del siglo XVI, la parte de mayor valor es, sin duda, la iglesia, cuyo coro ya se hundió hace años, y que tiene una decoración que parece responder a esquemas formales de finales del siglo XVIII o principios del XIX.

El resto de construcciones son de trazas humildes, algunas más antiguas, como la crujía del trascoro, y otras más modernas, como el resto de crujías que rodean el antiguo claustro (fruto de una reforma de los años 60 o 70), el cementerio o un interesante lavadero abovedado construido en el desnivel de uno de los patios a modo de hipogeo. Mención aparte merece el colegio, inaugurado en 1955, construido anejo al convento por el Instituto de Regiones Devastadas, y que, a simple vista, no parece mostrar problemas estructurales. A pesar del expolio que ha sufrido el edificio antes de pasar a propiedad municipal, aún conserva elementos de gran interés, como los púlpitos, varias lápidas o una notable colección de puertas antiguas, entre las que destaca por su originalidad la que daba acceso al coro alto, con el nombre de María Manuela Marcela de la Asunción, una religiosa de finales del siglo XVII.