Yincana contra los prejuicios

Alumnos de varios colegios “se atreven a conocer” a menores con discapacidad

05 oct 2017 / 10:47 H.

Pregúntame antes de ayudar”. “No expreses lástima”. “No seas paternalista”. “Habla conmigo con normalidad”. En el Día Mundial de la Parálisis Cerebral, estos fueron algunos de los “mensajes clave” que estaban hilados a las ocho pruebas de la yincana con la que Aspace convirtió la Plaza de Santa María en una auténtica fiesta de la integración y contra los prejuicios. La parálisis cerebral es una de las causas más habituales de discapacidad motórica y la más frecuente en niños. En España, afecta a 120.000 personas, según los datos que maneja la asociación, que, solo en la capital jiennense, tiene alrededor de 300 usuarios.

Patricia Huertas (16 años) forma parte de Aspace desde que era una bebé. Sufre microcefalia. Se la diagnosticaron cuando estaba en el vientre materno. “Al sexto o séptimo mes”. “Fue muy angustioso y duro saber que no venía bien. Sobre todo, para la madre”, recordaba ayer en declaraciones a este periódico su padre, Francisco, vicepresidente también de la asociación en Jaén. “Por mediación de una compañera que pertenecía a Aspace”, contactaron con el colectivo y, “con un año y poco”, Patricia empezó a recibir tratamiento.

Ayer su rostro lucía una sonrisa de oreja a oreja, mientras un grupo de alumnos de los colegios “Santo Domingo”, “Andrés de Vandelvira” y “Marcelo Espínola” intentaban bailar sin mover los pies sentados en una silla, intentando ponerse en la piel de una persona con algún tipo de discapacidad. O, lo que es lo mismo, atreviéndose a conocer a los menores que están aquejados de parálisis cerebral, como decía el lema con el que este año se ha celebrado el Día Mundial.

“Sin la ayuda de Aspace, Patricia, ¿habría sido la misma adolescente que es hoy?”. Su padre está convencido de que no: “La asociación cuenta con personal muy especializado para tratar a pacientes con estas discapacidades”. Los especialistas abordan los síntomas de esta discapacidad desde cuatro áreas: fisioterapia, logopedia, apoyos educativos y terapia ocupacional. Es la forma de “cubrir todas las necesidades” de los usuarios, algo que —según Huertas— no garantizan actualmente los recursos con los que cuentan las administraciones: “Los niños van a colegios e institutos con aulas especiales, pero hay uno o dos monitores y no se cubren todas las necesidades”. Mientras grupos de alumnos de los colegios de la capital pasaban de una prueba a otra en la yincana, superando circuitos con los ojos vendados o aprendiendo a expresar emociones con una aplicación informática, desde Aspace, Carmen Quirós destacaba que la sociedad está “cada vez más concienciada y sensibilizada” y valoraba que, “dentro de sus limitaciones”, las administraciones contribuyen en lo que pueden. No obstante, consideró necesario “aumentar becas de estudios, porque los niños necesitan una atención especializada” y también para adaptar las viviendas y hacerlas accesibles.