Un relato de amor y dolor en torno a la supervivencia

La muestra “Informes mínimos: Agua” se abrió ayer en los Baños Árabes

28 mar 2019 / 11:32 H.

Para los artistas José Robles y Pablo Lara, el agua y la mujer son la misma cosa. Si se reflexiona al respecto, tan sólo un segundo basta para entender el porqué de tal asimilación: en ambas residen los principios de la fertilidad y la vida. Sin mujeres, sin agua, la supervivencia está abocada al fracaso. Tomando ese axioma como guía, los dos partieron hace tres años en busca de evidencias que les permitieran representar su idea a través de la fotografía, pero la aventura pronto dibujó un camino inesperado que dio como fruto la muestra “Informes mínimos: Agua”, que se exhibe desde ayer y hasta el 28 de abril en la salas de exposiciones anexas del Centro Cultural Baños Árabes, con el apoyo de la Diputación de Jaén.

En la misma, los artistas cuentan tres historias sin final feliz, con el egoísmo y la codicia humanas como principales culpables de los desenlaces trágicos, y para ello emplean un tono cercano a lo elegíaco. En los dos primeros relatos, el hecho de que las fotografías se exhiban en color viene a decirnos que, si bien no existe ya esperanza para la supervivencia, el agua aún continúa nutriendo el espacio físico, pero también el espiritual. En el tercero, la ausencia de color presenta un mundo abrupto, seco y sumido en la soledad y la locura en el que la desaparición del agua y, por tanto, de la especie humana, es ya inminente.

A lo largo de las narraciones, la palabra sirve de vehículo inicial para emprender la aventura, pero se trata tan sólo de un complemento, pues es imposible entender el viaje que proponen Robles y Lara sin el verbo fotográfico ni el musical. Como invocado por un conjuro, este último surge en la segunda estancia de la muestra para nutrir la atmósfera de cierto aire de distopía post-apocalíptica.

Pero la ficción, sin embargo, surge a partir de una historia real, la del ecocidio que está teniendo lugar en el río Aguas del almeriense desierto de Tabernas. Los propios artistas conocieron in situ el caso. Robles explica que su investigación les llevó a Tarifa, donde conocieron una ecoaldea abastecida por el río Aguas, que constituye una extrañeza, pues nace en el propio desierto al proceder de agua fósil. Sin embargo, la circunstancia se vio amenazada al mermar el caudal del río. El motivo, que el mismo se estaba sobreexplotando por la plantación de más de cuatro millones de olivos enanos en el desierto que bebían de la misma fuente, algo que conllevaba el riesgo de desaparición de esta. Esta exposición pretende, así, mostrar parte de una historia humana que remueva conciencias.