Un orcereño entre alemanes

Le llaman Santi, aunque su nombre completo es Santiago Alba. Este joven orcereño hizo las maletas y se marchó hasta Wurzburg, a más de dos mil kilómetros de su tierra. Es un Erasmus con muchas ganas de aprender

31 mar 2019 / 16:49 H.

Más de dos mil kilómetros tuvo que viajar Santiago Alba para llegar a su destino como Erasmus: Wurzburg, Alemania. Es una ciudad universitaria con unos 125.000 habitantes que a lo largo de los años se ha convertido en todo un atractivo turístico. Alba, nacido en Orcera y estudiante de Filología Inglesa, escogió esta ciudad, situada en Baviera, para hacer su Erasmus desde septiembre del años pasado. “Lo elegí por el patrimonio histórico y cultural alemán”, comenta. Y es que Wurzburg es todo un referente en cuanto a patrimonio, aunque la mayoría desapareció hace 74 años.

Wurzburg fue una de las ciudades alemanas más sacrificadas durante la Segunda Guerra Mundial, es una población que renació por completo de sus cenizas tras ser destruida casi por completo en únicamente 20 minutos de bombardeo británico, el 16 de marzo de 1945. Su centro histórico fue borrado de un plumazo. Sin embargo, los largos trabajos de restauración han dado sus frutos y hoy en día, la capital de la Baja Franconia se ha convertido en una de las poblaciones más animadas del país y con un centro histórico más compacto y reconocible. Santiago Alba muestra su colección de fotografías del que es uno de los “más bellos centros históricos” entre las grandes ciudades de Alemania. Los edificios históricos se volvieron a construir, piedra por piedra, para recuperar la imagen que mostraba antiguamente la ciudad gracias a las fotografías y la memoria de sus habitantes, hasta lograr la impresionante ciudad que existe hoy en día.

La primera lengua de los alemanes es, evidentemente, el alemán. Un idioma que, según confiesa Alba, “no conocía con antelación”. De todas formas, eso no fue un impedimento para coger sus pertenencias y marcharse a la aventura. “Alemania es un país verdaderamente competente con el inglés”, comenta. De hecho, su estancia en el país germano le sirve de “excusa” para ampliar conocimientos y su baso del idioma anglosajón. “Estoy mejorando sustancialmente”, dice.

Las primeras noches nunca son fáciles, pero Alba se lo tomó “con calma”, o, a su manera. Cuenta que ese día “salió de fiesta”, una celebración de la que prefiere no dar más detalles, pero que se evidencia por su expresión que fue inolvidable. Pero también hay momentos complicados e incómodos, incluso tan lejos de casa, o precisamente por estar en un país desconocido. En su caso, los estudios son una de las grandes preocupaciones. “Eso de que a los Erasmus nos pasan la mano... ahí lo dejo, no quiero desanimar a nadie”, sugiere, en referencia a la permisividad que se suele atribuir a los alumnos que estudian con la beca fuera del país. Sin embargo, la época de exámenes es dura, según Alba.

Por otro lado, también hay instantes muy emocionantes, no solo el ser conscientes de estar en otro punto del país y haber cruzado la frontera, algo que Alba ha hecho en más de una ocasión. “Todos y cada uno de los viajes que he hecho junto a nuevos amigos han sido los que más alegría me han provocado”, asegura. Alba ha estado en cinco países diferentes “conociendo sus culturas y niveles de vida dispares”, dice, y añade: “Al fin y al cabo, son instantáneas que guardas dentro de ti”. Y para cultura dispar, la alemana también “tiene lo suyo”. Uno de los hábitos o hechos que más le chocó al aterrizar fue que “¡no hay persianas!”. “O tienes un sueño profundo o te despertarás prontito cada mañana”, afirma. Por ahora, permanecerá en este enclave de Baviera hasta agosto, cuando tiene previsto regresar a Jaén. Una vuelta para el que no tiene prisa.

Un país cervecero

Alemania tiene la fama de ser un país consumidor de cerveza, y es por tradición uno de los países más cerveceros del mundo, tanto en elaboración como en consumo per cápita. Con sus 131,7 litros por persona al año (2005) ocupa el tercer puesto como consumidor en Europa, después de la República Checa e Irlanda. Santiago Alba ha conocido de primera mano esta gran afición de los alemanes por su amplia variedad de “rubias”, con tonalidades diversas según los ingredientes. El orcerano define la cerveza alemana como “excelsa”. No duda en hacer una sugerencia personal para todo aquel que se acerque a tierras germanas. “Yo recomiendo la Agustiner”. Tan solo falta que La Alcázar llegue también al país germano para conocer la opinión que despertaría la cerveza más querida por los jiennenses y cuyo regreso tanto se esperaba.

Carácter complejo

Santiago Alba no duda en recomendar a la gente a viajar y acercarse hasta Wurzburg y vivir en primera persona una experiencia como Erasmus. Sin embargo, también da algunos consejos para el futuro estudiante. “El carácter del profesorado, al menos en mi caso, es bastante distante”, afirma. Y es que la forma de ser de los alemanes es más “fría” que los mediterráneos. Es difícil incluso encontrar similitudes, más allá de que “ambos somos Homo Sapiens”. Así, el orcerano confirma, al menos con aquellos alemanes con los que se ha cruzado en su estancia, que la actitud y el carácter germano dista mucho de la cercanía y amabilidad española. Una forma del trato más distante, más correcta y rigurosa. Una manera de ser que, de todas formas, no le ha impedido forjar amistades en la ciudad.

un estudiante
con un alma
hecha para
viajar sin parar
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“En casa me echan de menos, nunca habían vivido algo parecido”, cuenta el orcerano Santiago Alba. Y es que es el primero de su casa en marcharse tan lejos de su hogar, no solo una, sino en varias ocasiones. Además de estar en Wurzburg (Alemania), también ha visitado Rotenburgo, Friburgo, Heidelberg, Bamberg o Nuremberg, también en el país germano, además de Viena (Austria), Praga (República Checa), Wroklaw (Polonia) o Budapest (Hungría). Confiesa que es su gran pasión, aunque no sabe dónde se “quedará quieto”. Por ahora, Wurzburg no es un lugar en el que tenga planeado quedarse de forma permanente. Admite que echa en falta su tierra. “Lo que más añoro de Jaén es la cercanía de sus profesores y las agradables condiciones climáticas”. De hecho, en Wurzburg en verano es complicado que los termómetros suban de 25 grados, nada que ver con el intenso calor del mar de olivos. Las nubes también cubren los cielos con más asiduidad, por lo que el tan bien conocido sol es complicado de verse en tierras germanas.

partidos de fútbol y reunión entre amigos en el campo
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El fútbol une a las personas, o al menos es un punto de interés común. Así se ve en esta imagen de Santi Alba con sus amigos, en un partido del Wurzburgo Kickers, el equipo de fútbol local que juega en la 3. Bundesliga , la tercera liga de fútbol más importante del país.

espíritu viajero
que no se detiene
ante ningún reto
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Santiago Alba ha recorrido numerosas ciudades y le gusta viajar. Recientemente visitó Rothenburg ob der Tauber, también en Alemania, que traducido al español es Rotenburgo, dentro de Baviera. Es, quizás, el pueblo más conocido de Alemania y con
más encanto.

épocas duras del pasado que todavía
se recuerdan
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En 1937, el Campo Zeppelín, en Nuremberg, acogió el Congreso del Partido Nazi. Santiago Alba estuvo en la tribuna donde Adolf Hitler arengaba a las masas enfervorecidas. “Fue impresionante”, cuenta. Una parte de la historia oscura de Alemania que todavía se recuerda.

AMISTADES QUE
SE HACEN CON LA
MOCHILA A CUESTAS
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El orcerano Santiago Alba es un apasionado de los viajes y, sobre todo, de las amistades que se crean durante ese viaje. En esta imagen, tomada en Viena y con el Palacio Schönbrunn de fondo (el “Versalles vienés”), conoció a varias personas que se convirtieron en amistades.