Un Linares Deportivo con freno de mano

El cuadro azulillo no pudo hacer gol y viajará a La Nucía con la necesidad de marcar si quiere lograr el sueño de ser nuevo equipo de Segunda B

17 jun 2019 / 09:16 H.

Linarejos pudo respirar después de un mes de mayo de infarto. Si ante Tenerife B y Moralo CP asistió a una película de pura acción, frente al CF La Nucía el género exhibido fue un thriller psicológico en el que protagonista y antagonista tuvieron un enfrentamiento mucho más mental que físico. Pudo sorprender pero el partido fue todo lo que el choque de ida de una final suele ser. Pocos riesgos, dominio parejo, escasas transiciones y, sobre todo, posesiones defensivas que asegurasen no encajar gol. El Linares planteó el choque como la primera parte de una saga en la que prefirió no sufrir para encomendarse al delirio en la segunda.

La baja de Rodri la suplió Juan Arsenal de la forma más similar posible para no mover su esquema ni sistema. Pablo Ortiz fue el cerebro del mediocampo y, por delante de él, Beda repitió titularidad en la mediapunta junto a Barba. Por su parte, La Nucía jugó un fútbol algo similar al que acostumbra durante la temporada pero no tanto en comparación a sus anteriores visitas de playoff, en las que plasmó un juego mucho más vertical y agresivo ofensivamente que el planteado en Linarejos. El conjunto alicantino compaginó tramos de presión alta —primera media hora— con otros de repliegue —resto del choque— y en ambos se mostró eficaz contra el ataque azulillo, en una muestra de esa versatilidad suya tan característica. Además, cualquier rebote o segunda jugada se vestían de color rojo, pues se trata de un equipo que hace de la intensidad y la colocación sin balón su gran aval. Así, pudieron quitar continuidad al juego minero y, una vez con la pelota, plantear un ataque sosegado y que dejara los mínimos espacios a su espalda. Sin embargo, fue en la primera parte cuando más acercamientos hubo a la meta alicantina y tanto Chendo, con un cabezazo y un disparo dentro del área, como Fran Lara, con un latigazo lejano, rozaron el gol sin suerte.

El descanso sentó bien al Linares, ya que los momentos en los que La Nucía decidió defender cerca de su área fueron suficientemente efectivos para cortocircuitar y ralentizar todo el arsenal local. Juan quiso mover un poco a su once y el paso a 4-3-3, con Anaba como mediocentro y Chinchilla ya en el verde tras sustituir a Pedro Beda, tenía sentido para los suyos. Con Anaba en mediocampo el equipo se hizo más fuerte en la medular y pudo robar algo más arriba, además de sacar a Anaba de la parcela de atrás en la que cualquier falta podría haberle supuesto la segunda tarjeta. Y aquí es justo hacer referencia al arbitraje, pues fueron habituales las jugadas en que cualquier carga o choque hombro con hombro suponían una falta en contra de los azulillos. No fue un factor diferencial pero sí hizo mella en ciertas decisiones sin balón. Por otro lado, la posterior entrada de Chinchilla supuso pinchar a dos hombres por banda derecha para atacar al extremo Juanjo que, tras la lesión de Axo, estaba actuando de lateral. Sin embargo, el efecto se diluyó como un azucarillo y el Linares prefirió conservar el cero en su casillero a volcarse y que los de Miguel Ángel Martínez le hicieran cosquillas. La última media hora tuvo mayor dominio alicantino —aunque sin ocasiones—, en un partido que se fue durmiendo hasta el final. Los mineros se lo jugarán todo en la vuelta con un resultado que, a priori, no es malo. Cualquier empate a goles le asegura el ascenso pero estará obligado a hacer algo que en no hizo ni en Tenerife ni en Navalmoral de la Mata: hacer gol.

El encuentro tendrá lugar el próximo domingo a partir de las 20:00 horas en la Ciudad Deportiva Camilo Cano del municipio alicantino, donde se esperan unos 150 aficionados azulillos que buscarán celebrar el ansiado ascenso con los suyos en caso de lograr el objetivo de la temporada.