Quejas de comerciantes de la Avenida de Madrid por las ratas

Un roedor obligó a cerrar varias horas un negocio tras colarse en horario comercial

21 ago 2016 / 11:00 H.

Una ciudad de cuento —el de “El flaustista de Hamelin”—, pero en su versión más desagradable. Es la impresión que tienen de la capital quienes, a plena de luz del día, ven cruzar por las calles, a sus anchas, ratas que, en algunos casos, alcanzan tamaños “más propios de los conejos”. Tras las denuncias de personas residentes en varias zonas de Jaén afectadas por la presencia de estos temidos roedores, la “plaga” alcanza ya también la Avenida de Madrid. “Había una enorme cerca de mi tienda, que no entró por poco”. Lo afirma Rafael Mariscal, al frente de un establecimiento de iluminación en esta arteria jiennense, que añade: “Nunca había pasado antes, pero ahora se ven con frecuencia”.

Mariscal teme que una rata pueda acceder a su negocio, con la consecuente alarma que generaría entre sus clientes. Por ello, se mantiene ojo avizor y no separa la vista de la puerta. En cuanto al origen del problema, indica que puede estar en las tragonas, de las que los animales saldrían para encontrar en los contenedores de basura el mejor de los refugios. Y es que la “falta de limpieza” de estos depósitos de resiudos urbanos es, a su entender, otra de las causas que pueden justificar la presencia de los roedores en plena calle. “Antes venían a higienizarlos con frecuencia, pero el último año acumulan suciedad”. El comerciante apunta también a la falta de civismo a la hora de sacar la basura como agravante del problema y asegura que la Avenida de Madrid no es el único “destino preferido” de estos animales, que, según afirma, se dejan ver también por los alrededores de la populosa avenida.

Por su parte, Rogelio Sánchez, que atiende una papelería y copistería unos metros más arriba, tiene una versión mucho más desagradable, si cabe. Tanto, que se vio obligado a cerrar su establecimiento, durante unas horas, a causa de una rata que, ágilmente, se coló en su tienda. “Acostumbraba a tener las puertas abiertas desde primera hora, pero a día de hoy las cierro y conecto el aire acondicionado desde que llego”. La razón, una rata intrusa. “Nos vimos negros en echarla, y hasta tuvimos que bajar la persiana. Finalmente logramos cazarla con pegamento y deshacernos de ella”. Sánchez comparte con Mariscal su preocupación por estado de los contenedores, cuyo olor, a su parecer, perjudica a los negocios. “Los de Aprompsi sí se limpian con regularidad pero los otros, que son de carácter municipal, no se tocan desde hace tiempo”, coinciden. Tampoco la Plaza de la Constitución y su aledaños parecen libres de ratas, si se atiende al testimonio de personas mayores que, diariamente, la frecuentan.

Un problema que se multiplica en la ciudad

La Alcantarilla, Belén y San Roque, El Almendral o el mismísimo centro de la ciudad son otros de los escenarios urbanos “elegidos” por las ratas, durante este verano, para campar a sus anchas. Las reivindicaciones vecinales apuntan al estado de las tragonas como principal origen del problema, a pesar de que el Ayuntamiento asegura haber aplicado el tratamiento desratizador contra los roedores. Uno de los episodios más llamativos es el que se produjo en la calle Arquitecto Berges, una de las de más empaque de la capital jiennense y, sin embargo, notablemente azotada por la “plaga” de estos animales, históricos transmisores de enfermedades. A la presencia de “enormes” ejemplares se une, según los testigos, la de otra variedad de “bichos”, como cucarachas y gusanos, estos últimos especialmente numerosos en lugares de tanto tránsito como la Plaza de la Constitución, poblada de establecimientos hosteleros muy frecuentados por la ciudadanía durante la época estival.