Otro testimonio de una mujer damnificada por un implante

Juana María Araque, como Inmaculada Beas, da a conocer su sufrimiento

10 dic 2018 / 16:40 H.

Nuevos problemas con el implante Essure afloran en Mancha Real. Tras el caso de Inmaculada Beas, quien vivió cuatro largos y dolorosos años con el problema, tuvo la valentía de contar su sufrimiento. Otra mancharrealeña ha conseguido reunir las fuerzas necesarias para compartir sus vivencias. Se trata de Juana María Araque, quien convivió, o más bien malvivió, una década. Araque explicó que la colocación se produjo cuando su hija tenía cuatro años y ahora tiene catorce. Esto lo comentaba porque según los escasos informes médicos que hay de ella, consta que solo lleva cuatro años con él en su cuerpo.

Relata que ha sido un tiempo de sufrimiento, miedo y, sobre todo, resignación porque cada vez que iba al ginecólogo este le decía que el implante era “para toda la vida”. Araque comenta que ella, desde siempre, había padecido de alergias, pero que, a raíz de utilizar Essure, estas se habían multiplicado y que en el hospital de Jaén no tenían lo necesario para hacer las pruebas de alergia, ya que el implante estaba hecho de níquel, titanio y otros materiales.

Araque confiesa que el implante le provocó la paralización de una parte del cuerpo, lo que la hizo dependiente de sus familiares para hacer cualquier cosa por insignificante que fuera. No podía trabajar, no podía salir a dar un paseo con su familia porque en seguida se cansaba. A eso hay que añadirle sangrados, hinchazón y un sinfín de síntomas más que le hicieron visitar a multitud de médicos y a realizar infinidad de pruebas de alergias, colon, incluso para descartar que se tratara de cáncer. Solo conocía que todas salían negativas pero que nunca le entregaba sus informes a pesar de que ella los solicitó con insistencia.

Araque explicaba que gracias a la plataforma Libre de Essure recibió orientación para que no la tomaran por loca. En septiembre de 2017, tras una nueva visita al ginecólogo, este le comentó que uno de los muelles le atravesaba el útero. Tal hecho motivó múltiples visitas a urgencias. La última vez incluso fue trasladada en ambulancia hasta el hospital de Jaén, lo que adelantó su operación de extracción del implante. En cuestión de un mes tendría lugar la operación que según los médicos sería por cesárea. Llegado el día de la operación, la extracción se realizó mediante una laparoscopia y el mismo médico que se lo implantó el que se lo quitó sin anestesia. Juana María Araque denuncia que lo hizo “a sangre fría”.