Los microterremotos se extienden por Jódar, Peal de Becerro y Larva

Los expertos aseguran que no deben generar alarma

12 ene 2018 / 09:01 H.

Con estas magnitudes, cualquier coche que pase cerca puede generar vibraciones más perceptibles que uno de estos terremotos. Con esta sencilla e ilustrativa comparación, el responsable del grupo de investigación “Riesgo sísmico y Tectónica activa” de la Universidad de Jaén, José Antonio Peláez, describe los seísmos que se registran, desde hace más de un año, en el triángulo que comprenden los municipios de Jódar, Peal de Becerro y Larva. Con datos del Instituto Geográfico Nacional, los expertos jiennenses elaboran un registro con todos los movimientos en la provincia y, según este, solo en estos tres términos municipales se han producido más de 100 en todo el año 2017. Estos son “microterremotos”, con magnitudes comprendidas entre los 1,3 y los 2,6 grados y, en general, a bastante profundidad, por lo que no son sentidos por la población.

En Peal de Becerro, son más de setenta desde principios de 2017; en Jódar, 24 y en Larva, 5. Mientras tanto, en Torreperogil, se han registrado 13. Los últimos, esta misma semana, tres en Jódar entre los días 8 y 9 de hasta 2,4 grados de intensidad.

“Después de la serie que se registró en la zona Torreperogil —especialmente entre 2012 y 2013— empezó otra en Larva, Peal de Becerro y Jódar. En los últimos meses, se han registrado decenas. La sismicidad de la zona de La Loma se ha desplazado un poco más al sur”, apunta el investigador. “Son terremotos con las mismas características de Torreperogil, con baja sismicidad. No han sido sentidos por suerte entre la población, han pasado desapercibidos y no hay alarma”, explica. “A estas agrupaciones de terremotos las llamamos series. A veces duran días, semanas o pueden llegar a meses. No siguen un patrón claro. No conocemos la estructura que los genera, en qué fallas se producen al estar a diez o doce kilómetros de profundidad”, reconoce. Pero lo que sí asegura es que estas series “no implican” que vaya a existir un terremoto de mayor magnitud, por lo que no cabe la alarma. “En esta zona, de toda la serie, ninguno llegó a sentirse”, añade.

Una provincia sin fallas importantes que vivió sus mayores sustos en 1951

Jaén no se caracteriza por ser una provincia con importantes fallas y movimientos sísmicos. Así lo reconoce el responsable del grupo “Riesgo sísmico y Tectónica activa” de la Universidad de Jaén, José Antonio Peláez, y recuerda que los dos más importantes que se han registrado en la historia reciente fueron en el año 1951. “Uno tuvo el epicentro en Linares y el otro, en Alcaudete. Fueron de magnitud 5, lo que se podría asimilar al que todos recordamos de Lorca”, recuerda. “Estos son los más importantes, el resto son pequeñas series, de 3 a 3,5 grados de magnitud. Esta no es una provincia con fallas importantes”, apunta.

Es curioso, como reconoce, que se produjeran estos dos terremotos en el mismo año, con parecida magnitud y separados por meses, pero, como asegura, los trabajos existentes hasta ahora no los han relacionado. “Hay mucha gente todavía de estos lugares que los recuerda”, cuenta. En un artículo de este especialista, recoge recortes de prensa de aquellos grandes terremotos con las consecuencias por la provincia. Por ejemplo, el de Alcaudete, según recogían las páginas de Diario JAÉN, produjo daños en el templo catedralicio de Jaén, con grietas en la bóveda central y la caída de un pináculo. Duró doce segundos y tuvo una réplica, de menor intensidad, un minuto después.

en datos

hasta 153. Son los movimientos recogidos por el grupo de investigadores de la Universidad de Jaén, con datos del Instituto Geográfico Nacional, en la provincia de Jaén a lo largo de todo el año 2017. El municipio que más movimientos registró fue Peal de Becerro y le siguen Jódar y Torreperogil.

en 2018. En los primeros diez días del nuevo año, en la provincia se han registrado seis terremotos, todos ellos en Jódar. Fueron entre el día 6 y el día 9. Los de mayor intensidad fueron los días 6, 7 y 8 con 2,1, 2,6 y 2,4 grados respectivamente.

abril de 2016. Fue, desde abril de 2016, cuando comenzó la serie sísmica formada por terremotos de baja magnitud en el entorno de Peal de Becerro y Jódar, según recoge un informe del grupo de investigación “Riesgo sísmico y tectónica activa”, firmado por José Antonio. Peláez
y Jesús Henares. En este trabajo, apuntan a que, durante ese año, los movimientos de mayor magnitud registrados fueron en Larva, el 18 de agosto, y en Peal de Becerro, el 11 de septiembre.