Los ganaderos de extensivo se constituyen en asociación

Unión para buscar soluciones. Un grupo de criadores constituye la Asociación Ganaderos de Extensivo de Jaén, un colectivo que agrupa ya a más de cuarenta miembros, con más de 20.000 cabezas de vacuno y caprino. La puesta de largo fue una reunión celebrada en el Hotel La Perdiz, en La Carolina.

El presidente es el veterano criador de reses bravas de Santisteban del Puerto Sancho Dávila. Lo acompañan en la directiva Juan Collado, como vicepresidente; María Jesús Gualda, como secretaria; el tesorero, Benito García, y los vocales Juan Salas y Juan Antonio Chinchilla. La sede está en la finca El Añadío, propiedad de Gualda, en Vilches.

Dávila deja claro que la entidad está abierta a la adhesión de todos los ganaderos de extensivo, bien sea de vacuno, reses de lidia, caprino u ovino. Destaca que el problema más acuciante es el del sacrificio de vacas como consecuencia de los saneamientos contra la tuberculosis. La asociación denuncia que, después de treinta años, con el sacrificio de cientos de miles de cabezas en toda Andalucía, la enfermedad no se ha reducido, sino que ha crecido. En este sentido, se critica el impacto económico, pues la valoración de las vacas que se matan se hace “muy a la baja”, mientras que las que se compran para reponer cuestan tres o cuatro veces más. A ello se une la repercusión de la inmovilización en los lugares en que se detecta la tuberculosis. Collado pide control de la tuberculosis, aunque asegura que no se erradicará. “Ha existido y existirá”, resume. Al respecto dice que son unas cuarenta las especies silvestres que la presentan y que, además, incluso las reses sacrificadas acaban en los circuitos de consumo humano. “Debe hacerse hincapié en el matadero”, reclama el vicepresidente.

La flamante asociación pone el acento en la importancia de la ganadería extensiva, sobre todo, en Sierra Morena, El Condado, Sierra Mágina, Cazorla y Segura. Al respecto, el gremio alerta de que si no se adoptan medidas, cada vez serán más las explotaciones que cierren por no ser sostenibles económicamente. Sancho Dávila demanda una Ley de la Dehesa, ya que, según sus datos, las ayudas actuales de la Política Agraria Común están por debajo de las del desierto de Tabernas. Igualmente, alerta de problemas como la seca de la encina y la amenaza de la “xylella”. En cuanto al lobo, considera que no se trata de un especie en peligro de extinción y que su presencia resulta antagónica de la cría al aire libre de animales. Por la importancia del sector pecuario extensivo para prevenir los incendios y garantizar la biodiversidad, sobre todo en las áreas adehesadas, la naciente asociación reivindica a las administraciones que tomen medidas e implanten una serie de medidas que permitan conservar o aumentar el empleo y garantizar la rentabilidad de las explotaciones, cuyo mantenimeinto resulta “muy costoso”.