Las “aventuras” de Quique

Su nombre es Francisco Enrique Torquemada Garate, aunque prefiere Quique, es un estudiante ubetense de ADE en la Universidad de Jaén y, en la actualidad, protagoniza una aventura en Polonia, donde se encuentra cursando un Erasmus

24 mar 2019 / 11:34 H.

En la sexta ciudad más importante de Polonia, Gedansk, aterrizó, hace ya seis meses, un ubetense por nombre Francisco Enrique Torquemada Garate, Quique para los amigos. Allí, el objetivo primordial era cursar las últimas asignaturas del grado de Administración y dirección de empresas que comenzó a estudiar en la Universidad de Jaén hace ya cuatro años. Lo que no sabía este joven de 22 años era que su vida cambiaría para siempre el día que decidió emprender un viaje para protagonizar un Erasmus.

“Es una de las mejores experiencias de mi vida, nunca pensé que una ciudad pudiera ofrecer tanto”, asegura este jiennense, que se decidió por Polonia por recomendaciones de amigos que aseguraban que el nivel de estudios era factible y la forma de vida asequible, para lo que tuvo que prepararse una categoría de inglés mucho más elevado del que tenía cuando se matriculó en la UJA. En estos meses ha acumulado vivencias de todo tipo ya que como todos los comienzos, nada fue fácil. “Mi primera experiencia fue bastante cómica, perdí el tren porque me encontraba muy perdido, además los taxistas me engañaron un poco al verme extranjero y tan descolocado”, relata Quique.

Una vez instalado, llegó el momento de reconocer el terreno que se convertiría en su hogar. “El casco histórico es precioso y la verdad que la ciudad de lo más acogedora, he tenido la oportunidad de visitar otros lugares y el que más me ha conquistado es, sin duda, Budapest”, destaca el ubetense. Los viajes los ha tenido que combinar con sus clases y horarios de estudio que son obligatorios y que siempre van acompañados de exámenes. Eso sí, si hay algo que de verdad le ha marcado su estancia en la ciudad polaca es la familia que ha creado a cientos de kilómetros de la suya propia. “Comparto piso con otros dos españoles y, junto con el resto de estudiantes de nuestro país que también están cursando un Erasmus, hemos creado un grupo inseparable con el que podemos compartir cualquier inquietud y preocupación, para mí son personas que se han convertido en imprescindibles en mi vida”, afirma emocionado.

Aunque no todo es siempre un camino llano. El clima, que tiene una mezcla entre el oceánico de Europa del oeste y el continental de Europa del este, les ha dejado meses en los que el mercurio se mantenía continuamente en negativo y donde el sol parecía empeñarse en no salir. Aunque, lo que peor lleva este aventurero jiennense es la comida. “He probado muchos platos típicos de la zona, la mayoría están compuestos de sopas con muchas variedades y también se consumen muchas salchichas, pero echo mucho de menos nuestras costumbres a la hora de comer, especialmente las tapas”, dice entre risas. En el lado opuesto, se encuentra el gran ambiente universitario que reina en Gdansk, donde los estudiantes salen casi a diario y en el que siempre hay alguien con quien compartir un rato de risas y conversación.

Como planes de futuro, además de aprovechar su máxima estancia en el país, tiene pensado volver a su tierra para acabar el grado y seguir estudiando un máster. Aunque no descarta volver a una ciudad que formará parte de su recuerdo para siempre y que recomienda a todos aquellos que tengan pensado realizar un Erasmus, no incluye entre sus planes volver a corto plazo. “Me parece un lugar muy atractivo y volvería a elegir este destino mil veces más, pero la vida aquí es muy diferente y me gustaría encontrar trabajo en nuestro país, por lo que seguiré preparándome duro para conseguir mis objetivos”, sentencia Quique que, hasta julio, seguirá disfrutando de su familia polaca y de esa ocupación tan irresistible que es ser estudiante y sobrevivir a ello.

El idioma, un desafío

Afirmar que el polaco no debe ser un idioma demasiado accesible parece una obviedad, pero supone una razón que frena a muchos estudiantes a la hora de elegir Polonia como destino. Sin embargo, el idioma que utilizan estos jóvenes para comunicarse e incluso para dar todas las clases es el inglés. Para ello, muchos como Quique deben prepararse a conciencia con el fin de obtener un buen nivel que posibilite una comunicación fluida durante su estancia.

Eso sí, que nadie se agobie, en el caso de este ubetense, cuando comenzó la carrera en la Universidad de Jaén, no contaba con el nivel necesario, pero el trabajo duro y la ilusión de poder vivir una aventura en un país diferente lo llevaron a estudiar hasta conseguir un inglés más que aceptable, y ahora, poder moverse como pez en el agua con todo aquel que se cruza en su camino.

vuelta emotiva

Desde que se fuera a Polonia el pasado mes de septiembre, Quique Tosiriano solo ha vuelto a Jaén en una ocasión, para Navidad. Lo recuerda con muchas ganas, puesto que los primeros meses son los más complicados para arrancar y adaptarse a otro país y cultura, así como unas semanas especiales. “Aproveche al máximo mi estancia en Úbeda, especialmente para estar con mi familia y amigos y para disfrutar de nuestra gastronomía que es una de las cosas que más se echan de menos cuando estás fuera”, confirma.

Sin embargo, la vuelta tras acabar el periodo vacacional, fue un poco triste. “Mi madre no pudo evitar llorar un buen rato cuando nos despedimos porque nos echamos mucho de menos, aunque hablamos todas las semanas varias veces por videollamada”, asegura el joven que tiene muy presente su tierra en todo momento.

Un Grupo de WhatsApp que cambia la vida de los estudiantes de erasmus para siempre
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Comenzar desde cero en un país extranjero supone todo un reto que, en ocasiones, puede ser muy duro. Uno de los mecanismos con los que cuentan los estudiantes que optan por realizar un Erasmus, es la creación de un grupo de WhatsApp, donde se incluye a todos los estudiantes destinados en un país o en una misma ciudad. De esta forma, nadie se siente solo y todos disponen de un hombro en el que apoyarse en esos días en los que todo se ve de un color oscuro. Tan eficiente es que, para jóvenes como Quique, estos compañeros de viaje se han convertido en acompañantes de vida y a muchos los considera de su familia, puesto que es lo que son en un país que se encuentra a kilómetros del verdadero hogar de estos jóvenes. “Todos juntos salimos de fiesta, nos apoyamos cuando tenemos algún problema y compartimos dudas e inquietudes, lo que facilita mucho nuestra estancia, sobre todo al principio cuando te encuentras tan perdido en un lugar sumamente diferente a tu país de origen”, asegura Quique, que se fue con la maleta llena de ropa y volverá con ella cargada de experiencias únicas.

Dos chicos de La Loma y un mismo destino
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En la fotografía aparece Quique con otra aventurera baezana, Sandra Vargas, que también se encuentra de Erasmus, aunque en otra ciudad polaca. Eso sí, no hay excusa ni kilómetros cuando se trata de disfrutar de la estancia, los viajes y los paisanos, así como compartir unas horas de alegría y risas.

Un reducido grupo pero una gran familia
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Por sus caras parece que la experiencia en Gdansk está siendo bastante fructífera. Son casi todos los chicos que comparten ciudad y estancia en la zona y que aprovechan sus ratos libres para viajar y explorar la ciudad y otros destinos cercanos, siempre sin miedo a nada, por muy feroz que parezca la bestia.

Un trío peculiar con mucho que contar
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Esta peculiar imagen muestra a tres chicos jóvenes, con ilusión y ganas de pasalo fenomenal que, además, desde que comenzara su experiencia lejos de casa comparten piso y su día a día. Los tres han creado una piña que hace que en los días más grises termine por salir el sol y lo más calurosos sean espectaculares.

Viaje a estocolmo lleno de anécdotas
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Vivir en Polonia durante un curso y no aprovechar para explorar el país era una idea que no estaba en los planes de estos chicos. Por ello, entre clase y clase, aprovechan para disfrutar del tiempo libre y descubrir lugares únicos de los que poder presumir cuando regresen a España con sus familias.