La versatilidad de la “dama de acero”

Belmonte alcanza la plata en 400 estilos, su tercera medalla en el Mundial de Budapest

31 jul 2017 / 11:41 H.

No hay dos sin tres, y Mireia Belmonte lo sabe. Ocho días seguidos de competición, diez pruebas nadadas dando el máximo y un inoportuno catarro que obstruyó sus vías respiratorias no fueron impedimento para que la nadadora consiguiese agrandar su leyenda y se alzase con la medalla de plata en la prueba de 400 estilos del Mundial de Budapest. Su tercer metal en el campeonato después de coronarse en los 200 mariposa y obtener la plata en 1.500 libres. Era su última prueba en este Mundial y Belmonte no decepcionó. Peleó hasta el final para acabar segunda, por detrás de la húngara Katinka Hosszú, que regaló otra exhibición a su afición local y fue inalcanzable para el resto de aspirantes, con una marca de 4:29.33. Con la ganadora escapada prácticamente desde el inicio de la prueba, la emoción estuvo en la pelea por los otros dos metales y la badalonesa logró hacerse con la plata con un tiempo de 4:32.17, para superar a la canadiense Sydney Pickrem, con 4:32.88 y el bronce, y a la japonesa Yui Ohashi, 4:34.50, que se hundió en el final y se quedó sin poder subirse al podio. Segunda después del primer parcial de mariposa, la española logró mantener el tipo en la espalda y la braza antes de superar a sus rivales en el último parcial de estilo libre y, así, volvió a demostrar su capacidad para rendir al máximo en el desenlace de las pruebas. Igual que ocurrió hace cuatro años en el Mundial de Barcelona, la catalana cerró su participación con un total de tres medallas, aunque esta vez sí ha logró el ansiado oro, el único reto que le quedaba, ya que en 2013 se colgó dos platas y un bronce. La mano de cartas le salió de maravilla. Con estos triunfos, la nadadora firma su mejor Mundial, el mejor de toda su carrera por el color de los metales y por la sensación de que aún le queda mucho por venir. Belmonte demostró que el 400 estilos es un comodín. En esa prueba peleó desde el primer metro en el mariposa, donde afianzó la segunda posición. Luego empeoró en la modalidad de espalda y, aun así, mantuvo la tercera plaza. En el braza quedó cuarta, pero en el crol se hizo de nuevo, con la plata en una remontada espectacular, que puso fin a un Mundial para el recuerdo.

Además, España clausuró este campeonato con un botín de seis medallas: las tres de Belmonte y otras tres platas, dos que consiguió Ona Carbonell en natación sincronizada y otra que la selección femenina de waterpolo alcanzó tras perder contra Estados Unidos.