La serie sísmica de Peal se intensifica y sube de magnitud

“¿Todavía se producen seísmos?”, “no son preocupantes, son de baja intensidad”, ¿lo sintió alguien?”. Son solo algunos de los comentarios que vecinos de Peal de Becerro y otros que viven fuera hacen en las redes sociales a raíz de los movimientos que se suceden en su municipio desde hace más de dos meses. No son para preocuparse, ni mucho menos, porque ninguno de los más de ochenta temblores contabilizados por el Instituto Geográfico Nacional ha tenido la intensidad suficiente para que el ser humano lo note con importancia. Pero eso no quita que llamen la atención, sobre todo por lo constantes que son. Y es que, conformen pasan los días, se registran más microterremotos y ascienden de magnitud. El más importante se produjo el 13 de mayo, cuando alcanzó los 2,7 grados. El resto —tal y como se puede ver en el cuadro adjunto— va entre 1,1 y los 2,5 grados de magnitud. La propia alcaldesa, Ana Dolores Rubia, se mostró sorprendida, hace ahora unas semanas, con estos movimientos, pero descartó, en todo momento, que fueran peligrosos. Lanzó un mensaje de tranquilidad a todos los vecinos. De hecho, muchos son los que se lo toman con ironía y no le dan la mayor importancia.

Pero Peal de Becerro no es el único movimiento que entra en el listado sísmico del Instituto Geográfico Nacional. Larva, Torreperogil, Bedmar, Huesa, Quesada y, más lejos, Fuensanta, también han experimentado movimientos en las últimas semanas. En el caso de Larva, Bedmar y Torreperogil, se superaron los 2 grados de magnitud.

Se suma, además, el hecho de que temblores en otras provincias, como el vivido en Córdoba el pasado fin de semana, o el del Mar Alborán, también se notan en el mar de olivos, por lo que parece que los movimientos no paran. En este último caso, científicos de la Universidad de Granada analizan la inestabilidad a bordo del buque Hespérides, desde el que estudiarán los movimientos que han podido ocurrir en el fondo marino durante la crisis sísmica que comenzó en enero.