La población reclusa desciende y es la más baja de este siglo

El número de internos se ha estabilizado en torno a los 540 en la cárcel jiennense

23 jul 2019 / 11:34 H.

La población reclusa de la cárcel de Jaén encadena seis años consecutivos de descenso y esta misma semana ha alcanzado el nivel más bajo en lo que va de siglo. Nunca en las últimas dos décadas de historia del centro se había bajado de los 540 internos, algo que ocurrió ayer mismo. Hay que mirar al año 2001 para encontrar una cifra similar a la que marca el casillero en la actualidad, con 545 reclusos. Atrás quedaron los años en los que el Centro Penitenciario de Jaén tenía el dudoso honor de ser uno de los presidios con la tasa de hacinamiento más alta del país, por encima incluso del 200 por ciento. Lejos se vislumbra también aquel mes de enero del año 2010, cuando se alcanzó una cifra récord realmente escandalosa, con más de 802 reclusos en las 415 celdas con las que cuenta la cárcel de Las Infantas. A partir de 2011, la tendencia se invirtió y la población reclusa comenzó a descender en casi todas las cárceles españolas. No fue una reducción drástica, sino algo mucho más progresivo, una especie de lento goteo, tal y como se puede apreciar en el cuadro que acompaña esta información. En total, la bajada es superior al 40 por ciento en este tiempo.

¿Qué ha pasado? Desde 1990, la población reclusa de España no había hecho más que subir y subir. En 2010, se registró el récord absoluto , con más de 80.000 internos. Ese fue el punto de inflexión. A partir de ahí, el Congreso de los Diputados aprobó dos reformas del Código Penal, que provocaron una significativa y progresiva reducción del número de personas encerradas. La primera hacía referencia a las condenas a los narcotraficantes. El límite máximo de prisión pasó de nueve a seis años y esto supuso la revisión de numerosas penas y la consiguiente salida de muchos internos casi de golpe. Igualmente, la Ley introdujo la posibilidad de sustituir la prisión por la expulsión del territorio nacional, lo que también ayudó a despejar las cárceles. En 2010, la prisión de Jaén tenía más de 150 extranjeros. Actualmente, hay unos 60.

El tercer motivo que justifica el descenso de la población reclusa es el aumento de las penas sustitutivas de prisión, como los trabajos en beneficio de la comunidad, una modalidad que ha experimentado un “boom” en los últimos años por las ventajas que implica tanto para los condenados como para la Administración. Los procesados evitan el paso por la cárcel y el Estado se ahorra los 20.000 euros que aproximadamente le cuesta de media cada recluso en un año. Además, al menos en teoría, ese modelo logra mejores índices de reinserción.

A pesar del descenso más que notable, la cárcel de Jaén sigue estando saturada, aunque las cifras ya no son tan alarmantes. No hay que olvidar que el Centro Penitenciario, que fue inaugurado en 1991, se construyó con una capacidad inicial de 350 plazas que, con el tiempo, se amplió hasta las 450 actuales. Es decir, todavía “sobran” unos 90 internos.