Jornadas de fiesta y plenitud

Miles de actividades y propuestas se concentran este fin de semana

04 ago 2019 / 12:13 H.

La fiesta y la fee siguen moviendo montañas en el municipio de Lupión. Los últimos días se centraron en las imágenes de sus patrones, quienes estuvieron arropados en todo momentos por los vecinos y visitantes que no quisieron perderse un solo momento de esta celebración y recorrer las calles junto a ellos. Pero no solo esto, puesto que los conciertos y las actividades deportivas han predominado durante todos estos días. El ocio es también una parte vital del municipio durante estas jornadas que tienen un importante poso de fe.

Entre aplausos y sonrisas el Cristo de la Vera Cruz salió en su recorrido procesional para recorrer las calles del municipio de la mano de todos sus fieles, una estampa que demostró, una vez más, la gran devoción que siente todo el pueblo por sus patrones, a los que no dejan solos a lo largo del año y menos en una ocasión tan especial como esta.

Por la mañana tuvo lugar la misa en honor del Cristo de la Vera Cruz y a partir de las 21:30 horas, cuando el día empezaba a oscurecerse y los últimos rayos del sol se ocultaban, salió de la iglesia para reunirse con los vecinos del municipio alrededor de las calles de Lupión. No estuvo solo en ningún momento, con una gran afluencia de personas que lo seguían, pero, además, la imagen contó con una banda de rigor que puso música y acordes a la velada. Fue la Asociación Musical Vivatia de Baeza la encargada de volver a realizar este papel, puesto que ya salieron en compañía de la Virgen de Lorite.

El Cristo de la Vera Cruz siguió su recorrido procesional de manera fiel y como era esperado, dejando una multitud de estampas y momentos que calaron entre todas las personas que estuvieron disfrutando de todos y cada uno de los momentos que dejó la procesión y que fueron ejemplo de la fe más absoluta.

Pero no solo de fe se vive en Lupión. El municipio tiene un buen número de actividades deportivas, de ocio y de odo tipo para lograr que el vecindario no descanse en nigún momento y, además de la parte devota, también haya espacio para la diversión y las risas.