En rebeldía para salir del callejón

Decenas de personas exigen al Ayuntamiento que dé una salida a la calle Antonio Díaz

07 abr 2017 / 12:17 H.

Dignidad. A este anhelo se resume la protesta que varias decenas de ciudadanos realizaron, en la glorieta de La Granja, dedicada al Camino de Santiago, para pedir, por enésima vez, al Ayuntamiento que dé una salida al callejón de Antonio Díaz, donde —denuncia la asociación de vecinos de San Vicente de Paúl—: “Existe un problema grave de seguridad ciudadana y salud pública”. “Vivimos de forma tercermundista”, expuso el presidente del colectivo vecinal, Juan Torres, que subrayó que, con la protesta, lo único que estaban demandando es poder recibir servicios públicos básicos de una forma digna, como los que recibe cualquier ciudadano en cualquier otro barrio de la capital.

Por sus características urbanísticas y orográficas, Antonio Díaz se ha convertido en un gueto. Es una “ratonera” a la que los servicios de emergencias tienen difícil acceso. Los bomberos no pueden pasar, y las ambulancias, los vehículos de la Policía Nacional y los camiones de la basura no pueden dar la vuelta cuando lo hacen, por no hablar de esas situaciones de conflicto que cada equis tiempo llenan alguna página de periódico y abren los informativos locales.

Para acabar con esta problemática y poner fin al estigma de Antonio Díaz, en 2015, la nueva junta directiva de “San Vicente de Paúl” se propuso como objetivo lograr que el Ayuntamiento diera una salida a este callejón, abriéndolo a través de los pinos y conectándolo con la Carretera de Circunvalación, a la altura del depósito de agua. Desde entonces hasta ahora, la asociación ha llamado a todas las puertas, como apunta Torres. Se ha reunido con el alcalde, Javier Márquez; con concejales del equipo de Gobierno local y también con ediles de la oposición. “Todos saben de primera mano el problema que tenemos y no hacen nada”, decía, frustrado, el presidente de “San Vicente de Paúl”, que denunció: “Nos sentimos engañados y no pedimos nada del otro mundo”. Se conforman con una inversión “mínima de 40.000 o 50.000 euros” para abrir la calle, habilitando una especie de camino rural que se mejoraría, “con el tiempo”. Supuestamente, era lo que los servicios técnicos estaban estudiando hace varios meses. Pero el tiempo pasa y —se quejó Torres—: “No nos solucionan la papeleta”. La de ayer fue la primera protesta vecinal. Lo próximo será llevar la reivindicación al pleno en forma de una moción y, si sigue sin atenderse esta demanda, la asociación está dispuesta a cortar la carretera.