Cuatro casos de desapariciones inquietantes siguen sin resolverse

La Policía y la Guardia Civil nunca cierran una investigación

12 jul 2019 / 09:08 H.

La Policía y la Guardia Civil reciben, cada año, decenas de denuncias por la desaparición de personas en la provincia. La mayoría son halladas, tarde o temprano y, afortunadamente, con vida. Pero hay cuatro jiennenses fichados en la base de datos policial dentro de una carpeta titulada “desapariciones inquietantes”. Cuatro familias que están incompletas porque alguno de sus miembros se desvaneció un día sin dejar rastro. Jesús Muñoz Armenteros, un jiennense de 61 años y celador del Hospital, fue visto por última vez en la noche del 28 de mayo de 2016. Estaba de baja laboral por enfermedad. Desde entonces, nada se sabe de él. La Policía Nacional mantiene abierta una investigación para tratar de dar con su paradero. Se organizaron batidas por los montes cercanos a la capital, donde Jesús solía pasear. Su hija, Lidia Muñoz, ha manifestando en más de una ocasión que la esperanza es lo último que se pierde.

Hace ya cinco años y medio que desapareció el temporero maliense Tidiany Coulibaly. Lo último que se sabe de él es que mantuvo una acalorada discusión con un vecino de Villacarrillo que lo tenía empleado en la aceituna. Ese hombre fue detenido y juzgado por estos hechos de los que, finalmente, resultó absuelto.

Algo similar ocurrió con el caso de Juan Carrillo, un vecino de Linares que está en paradero desconocido desde el 13 de junio de 2013. La Comisaría, que trabaja con la hipótesis de que este hombre está fallecido, llegó a detener a siete personas a lo largo de la investigación. Dos de ellas se sentaron en el banquillo y también fueron exculpadas por falta de pruebas contra ellas. El cuarto en la lista de desapariciones inquietantes es Antonio Moreno Moreno, “El Tostao”, miembro del clan de Los Pikikis, que fue visto por última vez en octubre de 2006 en un club de alterne.