Arquitectura para vivir a gusto

Llinás i Carmona reivindica edificios “con vocación de servir a la ciudad”

22 abr 2016 / 13:24 H.

En el extremo septentrional de uno de los barrios con más carácter de Barcelona, Gracia, en noviembre de 2005, uno de los “maestros” de la arquitectura, dentro y fuera de nuestras fronteras, Josep Llinás i Carmona, vio la inauguración de una de sus obras más laureadas, la Biblioteca Jaume Fuster. En la Plaza Lesseps, en un espacio urbano habitualmente colapsado por el tráfico, el edificio se yergue a un lado, dejando un área supuestamente perdida alrededor que permite, sin embargo, que el entorno respire y que lo hace habitable para la ciudadanía. Y, precisamente, de una arquitectura con vocación de mejorar las ciudades es en lo que el propio Llinás i Carmona hizo hincapié, ayer, en el Colegio Oficial de Arquitectos.

El hombre que, hasta en tres ocasiones, ha obtenido el prestigioso Premio FAD de Arquitectura e Interiorismo, defendió una arquitectura que “tiene que pensar en la ciudad”: “Un edificio público tiene una vocación de servir a la ciudad, pero, incluso, los privados, en manos de buenos arquitectos, mejoran el sitio en el que se construyen”. En el caso de la biblioteca, con cuya fotografía se abrió la conferencia que ofreció dentro del ciclo que ha organizado el Colegio, consideró “evidente” que era una “oportunidad para incidir positivamente en el entorno”. Y ese espacio “perdido” que celebra la población barcelonesa “permite que la biblioteca esté en un espacio vivo”, valoró el arquitecto castellonense.

Llinás i Carmona reivindicó una arquitectura “que sea como la música para la vida, capaz de introducir en la ciudad algo positivo: edificios en los que uno se sienta a gusto utilizándolos, viéndolos...”. Confesó su aspiración, pero también las dificultades por las que atraviesa una bella arte que ha sido duramente castigada por el “pinchazo” de la burbuja inmobiliaria y de una construcción que ha estado prácticamente aletargada por el miedo a invertir de la iniciativa privada y la falta de liquidez de la Administración pública.

“Ha habido una bajada importantísima de trabajo y se ha removido la situación profesional de los arquitectos, lo que implica un cambio de actitud”, estimó este referente, que admitió, ahora, hace “cosas más marginales”, de un orden que no se planteaba “hace cinco años, cuando las circunstancias eran buenas”. “A veces, tienes que inventarte casi tus propios encargos”, apuntó. En este sentido, “lo primero” que expuso al selecto auditorio de colegas jiennenses que acudió a escucharlo fue uno de sus últimos trabajos. “Es una reproducción a escala natural de una tienda. La Trienal de Milán, que se inauguró hace dos semanas, me invitó a presentar un trabajo con la condición que fuera a escala natural e hice esto. Pero, en cierta manera, me lo he inventado”, señaló un arquitecto que, aunque no tiene “ni idea” de hacia dónde debe caminar la arquitectura después de lo vivido, sí tiene claras dos cosas. La primera, el deseo de “que vaya a mejor, porque es absolutamente necesaria para vivir a gusto”. La segunda, que, a pesar de que “se han hecho cosas disparatadas”, la “culpabilidad” del arquitecto es “relativa”, porque esgrimió que se ha trabajado a demanda de clientes que han pedido esa arquitectura y no otra.

Con este ciclo de conferencias, que, ahora, se abrirá al trabajo de arquitectos emergentes, el Colegio Oficial quiere mostrar la “enorme valía” de los profesionales españoles, “capaces de destacar en diferentes regiones de toda la UE”, y, dada la situación actual, “aprender de ellos nuevas soluciones y estrategias de trabajo que ayuden a vislumbrar un futuro mejor”.