Ni está ni se le espera

La portavoz de Vox en el Ayuntamiento de Jaén, sancionada por su partido con una suspensión de militancia durante dos años, lleva desde enero sin ejercer como edil por motivos médicos

02 ago 2021 / 17:49 H.

No está y, por el momento, tampoco se le espera. Salud Anguita Peragón, portavoz de Vox en el Ayuntamiento de Jaén, es como que ni come ni deja comer. La edil se encuentra al frente de una organización política de un grupo municipal en el que, sin embargo, se halla suspendida de militancia por un plazo de dos años por cuestiones internas que desembocaron en una sanción. El problema es como el del perro del hortelano. Nadie puede remediar una situación que, cuanto menos, resulta rocambolesca. Cierto es que los motivos de su ausencia son partes médicos justificados que le impiden el desarrollo normal de su trabajo. Lo que ocurre es que el concejal que ella misma fichó en las últimas elecciones municipales, Manuel Ureña, se ve obligado a asumir una carga de trabajo inmensa cuando su compañera de “fatigas” no pertenece, en este momento, a la fuerza política con la que concurrió a las urnas por asuntos relacionados con la disciplina orgánica que todo militante está obligado a acatar.

El edil, abogado de profesión, prefiere mantenerse en silencio ante una situación que roza el esperpento. Las fuentes consultadas, próximas a Vox, aseguran que él se ve obligado a sustituir a Salud Anguita en plenos, comisiones, reuniones y actos habidos y por haber. Es el único concejal de la Corporación Municipal de Jaén que está en todos los “fregaos”. Liberado al cincuenta por ciento por el Ayuntamiento de Jaén, nadie entiende que tenga que asumir un trabajo no remunerado mientras ella ni siquiera representa a Vox en este preciso instante. Temen que sea una estrategia para, precisamente, intentar frenar su paso al grupo de los no adscritos. Existen peticiones realizadas al alcalde, Julio Millán, para que así sea. Es algo parecido a lo ocurrido con los tres concejales de Ciudadanos que decidieron abandonar el equipo de Gobierno y que fueron expulsados, de forma definitiva, por la dirección nacional por desobediencia. Si no están en Ciudadanos, no pueden permanecer en el grupo municipal y, por lo tanto, pasan al cajón desastre que representa el de los no adscritos. El matiz, importante, que hay en el caso de Salud Anguita es que se encuentra de baja médica, un motivo que justifica el bloqueo. Pero existe otro más. Hay informes del secretario del Ayuntamiento de la capital al respecto, documentos que se escudan en que la suspensión de militancia con la que está castigada no es definitiva, sino temporal. La consecuencia directa es que ejerce como portavoz de un partido en el que no puede militar, que cobra el cien por cien del sueldo de las arcas municipales y que, por cuestiones de salud, que quede bien claro, otros se ven obligados a realizar su trabajo. Sirva de apunte una sentencia judicial, pendiente de recurso, que condena a su marido como autor de un delito leve de amenazas a la pena de un mes de multa a razón de cinco euros diarios. ¿Sobre quién profirió las amenazas que señala el fallo judicial? Sobre Manuel Ureña. El concejal, que como abogado prestó sus servicios a la familia, se vio sometido a una escena inquietante y embarazosa en la Plaza de Santa María que terminó en una denuncia, en un juicio y en la sentencia de referencia. Los hechos ocurrieron el 20 de abril de este mismo año y, según los hechos probados, el edil de Vox fue increpado y amenazado por el demandado. Ni que decir tiene que la relación entre Manuel Ureña y Salud Anguita ha dado un giro de ciento ochenta grados. Las dos veces que ella ha ido al Ayuntamiento, en los últimos meses, a hablar con el alcalde recriminó a su compañero de filas que, durante su baja, no se ha preocupado por su estado. La situación está enquistada y pueden pasar así dos años más.

Los tres exconcejales de Ciudadanos

Ya no tienen derecho ni al pataleo. O sí. Al menos eso es lo que hicieron en la última rueda de prensa convocada en la Plaza de Santa María. Los tres exconcejales de Ciudadanos, María Cantos, Miguel Castro y Francisco Díaz, pasaron en un abrir y cerrar de ojos al grupo de los no adscritos. Aprovechó el alcalde, Julio Millán, que había pleno al siguiente día para materializar algo que era lo esperado. Todo hace indicar que en agostó habrá sesión plenaria, en mitad de las vacaciones, con el fin de mover la siguiente ficha del tablero: sacar de la Corporación Municipal a Francisco Díaz por incompatibilidad. ¿Llegará Bruno García, representante del comercio jiennense, a ocupar su puesto de concejal no adscrito? Hay quienes dicen que sí y otros, sin embargo, que sin remuneración por medio, no.