Fuera de juego

María Cantos, Miguel Castro y Francisco Díaz, aparte de enfrentarse a la expulsión de Ciudadanos, tendrán que afrontar continuar en la Corporación Municipal sin designación monetaria

28 jun 2021 / 18:28 H.

La historia comenzó en los prolegómenos de una jornada de investidura en los que el futuro de la Alcaldía de Jaén era una incógnita. No es que Ciudadanos venciera al enemigo en las elecciones municipales. No. Lo que ganó fue la llave de la gobernabilidad en uno de los ayuntamientos más endeudados de España, un reto para el que había tantos novios como partidos políticos en el tablero municipal. Los primeros esfuerzos se centraron en el Partido Popular en aquellas reuniones intensas, a puerta cerrada, que saltaron por los aires por la condición impuesta por la candidatura “naranja”: que el alcalde no fuera Javier Márquez. Adujeron la necesidad de impulsar una vuelta de tuerca en la ciudad, que implicaba un cambio de caras y talante. El 15 de junio de 2019, al amanecer, nadie sabía quién iba a ser el dueño del bastón de mando hasta que, a medida que avanzó la mañana, se despejaron todas las dudas con un apretón de manos entre Julio Millán, cabeza de lista del Partido Socialista, y María Cantos, de Ciudadanos. Hubo quienes no daban ni un mes de plazo para la ruptura de aquel matrimonio de conveniencia y, sin embargo, comenzó el mandato y las sensaciones, inquinas de las realidades, demostraron que todo es posible.

Importante el inciso de la procedencia de los concejales que se casaron, con una fecha de caducidad de cuatro años, con la fuerza política que sí gano las elecciones. María Cantos, Miguel Castro y Francisco Díaz eran conocidos por su lucha en el movimiento vecinal. Ella, después de pasar por la plataforma ciudadana Jaén Merece Más, llegó a registrar el partido “Jaeneras” cuando empezó a picarle el gusanillo de la política, pero encontró refugio en Ciudadanos y abrazó la fe de las siglas hasta formar candidatura. María Orozco, con un perfil más técnico, fue fichada del sector de la banca ante la necesidad de manejar bien los números para cuadrar las cuentas del Ayuntamiento. 11+4 formaron un equipo de Gobierno con un reparto de funciones en el que el peso del organigrama estaba en quienes más votos consiguieron. Elemental. Todo fue como la seda, con sus altos y sus bajos, hasta que estalló el Plan de Concentración de Órganos Logísticos Centrales del Ejército de Tierra, el conocido Colce que hizo levantar a los jiennenses del letargo. Nadie puede discutir que María Cantos y compañía creyeron tanto en el proyecto que, a bombo y platillo, pregonaron hasta el extremo que era la capital la elegida, pero no porque quisieran vender humo, sino porque alguien desde arriba se lo hizo creer así. Ciudadanos se ocupó de la parte técnica de la iniciativa y el Partido Socialista, cuyas siglas gobiernan en España, hizo lo propio con la parte política. El resultado ya se sabe y las consecuencias se evidenciaron la semana pasada con el abandono de tres concejales del equipo de Gobierno con el que sellaron una convivencia indeseable.

El 5 de febrero, el día después del anuncio del rechazo de la candidatura jiennense a la base logística del Ejército de Tierra, el Grupo Municipal de Ciudadanos convocó una rueda de prensa en la Plaza de Santa María en la que estaba escrita, en un papel, la ruptura con el Partido Socialista por el descalabro político y la decepción del Plan Colce. Sin embargo, la comparecencia previa del alcalde, en la que arremetió contra la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, el presidente, Pedro Sánchez, su partido y el “sumsum corda”, los obligó a cambiar el discurso. María Cantos, Miguel Castro y Francisco Díaz decidieron dar un voto de confianza a Julio Millán, a quien veían una víctima más de todo lo concerniente a un proyecto llamado a revolucionar económicamente la provincia entera.

¿Dónde estaba María Orozco? Harina de otro costal es la situación interna del Grupo Municipal de Ciudadanos, con los tres concejales unidos contra la otra edil en un proceso de desfragmentación que es el vivo reflejo de la división que vive el partido en otros ámbitos. A las claras. María Cantos, Miguel Castro y Francisco Díaz son la de la cuerda contraria a la dirección provincial, que lidera Miguel Moreno, mientras que María Orozco sigue el camino marcado por el alcalde de Porcuna y, por ende, del líder autonómico, Juan Marín. Ni que decir tiene que la concejala de Hacienda estaba totalmente fuera de la jugada que preparaban, entre bambalinas, sus compañeros de filas.

Paréntesis aparte, el caso es que hubo una tregua con la promesa socialista de la llegada de los máximos representantes del Gobierno central a mostrar el compromiso con la capital con proyectos encima de la mesa que, por el momento, ni están ni se le esperan. Lo que sí hubo fue visitas de ministros, eso sí, pero nada más. Hasta que los tres, otra vez tres, decidieron abandonar el equipo de Gobierno para trabajar por los jiennenses desde la oposición. Ahora salen a relucir desavenencias entre Ciudadanos y el Partido Socialista relacionadas con “ninguneos” e injerencias en competencias de unos y otros, incluido la ausencia de despacho para la socia y segunda teniente de alcalde, María Cantos, obligada a reunirse con grandes empresarios en un espacio anexo del mercado de San Francisco. Hay tantas versiones en esta historia interminable como actores en el peliculón, porque basta con preguntar a María Orozco sobre sus vivencias en el seno del grupo “naranja” para darse cuenta de que en todas las casas cuecen habas.

Continúa la historia con la suspensión cautelar de militancia de los tres ediles “díscolos”. No quiere su partido generar más inestabilidad, en mitad de la legislatura, en un Ayuntamiento en el que tienen mano en el Gobierno. Todos están convencidos de que detrás de la quiebra no hay otra cosa más que una fallida moción de censura que el Partido Popular no esconde y que, sin embargo, ellos sí. Hay quienes dicen que hubo, incluso, una reunión entre el portavoz, Manuel Bonilla, y la otra portavoz, María Cantos, en un conocido restaurante del Bulevar para la intentona. Todos lo niegan, aunque sí admiten que el afán de los populares por recuperar la Alcaldía pulula en el ambiente desde el minuto cero sin que, evidentemente, las cuentas cuadren. María Orozco tiene, ahora, la llave de la gobernabilidad.

No terminará aquí el embrollo. Queda por ver en qué situación quedará el organigrama municipal y una cosa muy importante: la designación económica de María Cantos, Miguel Castro y Francisco Díaz, pendientes de un expediente disciplinario que los llevará al grupo de los no adscritos. Compuestos y sin paga, como se presume que será, la incógnita está en saber cuánto tiempo permanecerán en una Corporación Municipal en la que tendrán que trabajar por amor al arte. Fuera de juego, su futuro está en “Jaeneros”. No hay más.

Una concejal suspendida de militancia de baja médica

No hay que olvidar que hay otro contratiempo para que el Partido Popular pueda firmar una moción de censura, en la que necesita el apoyo de Vox. Salud Anguita, suspendida de militancia, está de baja por prescripción médica. Precisamente, la vista del juicio civil por la demanda que presentó contra el partido de Santiago Abascal para decidir sobre la medida cautelar (que se suspenda la sanción del Comité de Garantías de VOX hasta que se resuelva por sentencia el fondo del procedimiento principal, sobre posible vulneración de derechos fundamentales), está señalada para mañana martes, a las 11:00 horas, en el Juzgado de Primera Instancia núm. 1 de Jaén. Por el momento, el abogado Manuel Ureña es el único que se sienta en las sesiones plenarias del Ayuntamiento de Jaén, a la espera de que la torisiana entregue su acta de concejal, que por el momento se presume que no hará. Habrá que ver también en qué situación queda en la remodelación que, en estos días, fragua el alcalde de Jaén, Julio Millán, y su equipo. Hay que tener en cuenta que está liberada al cien por cien.