Maestro, siempre en el corazón

Ha dicho adiós a la tierra el maestro Vílchez, pero su obra seguirá allende los mares de olivos, así lluevan primaveras y reinen lunas, que su obra es tan inmensa que nos trasciende a todos los mortales, porque don Manuel es inmortal. Su obra, inmensa y llena de vida, pletórica de variantes y llena de requiebros, trasciende un adiós tan sentido y sufrido. Puede ser una despedida y un hasta siempre, pero Manuel Vílchez Martínez no ha muerto, primariamente porque no muere quien permanece en la memoria de la sociedad en la que convivió, también porque sembró tanto en vida, que no hay colectivo, segmento poblacional, asociación de vida y piel ciudadana a la que no haya hecho bien, que pueda olvidarlo en años. El maestro Vílchez es un grande de Jaén y, en consecuencia, los grandes de Jaén nunca mueren, solo trascienden.

Dejaremos de verlo, pero nunca caerán en el olvido sus abrazos sinceros, su bonhomía y esa sonrisa tan especial de alguien capaz de crear vida a través de una partitura, con un don especial para hacernos llorar con una composición musical, de alguien, en definitiva, que ha hecho de su transitar por la vida una forma de alegrarnos con su trabajo y su pasión, con su entrega y su dedicación a la música... Por el maestro Vilches hay que morir porque nos daba vida, inmensa vida, a cada pieza que creaba para cualquier noble causa... He vivido tantos momentos con el maestro Vílchez que debo confesarles que su muerte fue un aldabonazo de desesperanza a la puñetera vida que acometemos, pero sus pasodobles a gente que tanto queríamos como el inolvidable Vica no tienen parangón, sus himnos compartidos con Pepe Sánchez del Moral en Benatae, Tocón y Torrequebradilla reverdecerán hasta la eternidad en unos ojos llenos de una ternura que nacía de un corazón inconmensurable... Maestro Vílchez, no estarás con nosotros en cuerpo, pero sí en alma, cuando estrenemos el himno de Diario JAÉN que tan magistralmente has compuesto porque sí, porque nos querías y nos quieres. A través de Paquita y tus hijos te daremos un beso celestial que quedará marcado en la historia de esta tu casa.