Detrás, muy a nuestro pesar

Cuando se decrete el cierre de Madrid, ya llevarán días miles de madrileños en las costas valencianas o andaluzas para escaparse del foco principal de infección. Para cuando el Gobierno decretó el estado de alerta, los universitarios habían salido en bandada desde la capital del Reino a sus lugares de origen por el cierre de facultades y colegios mayores, incluso algunos celebrando botellones en la cuna de su infancia y adolescencia para festejar estas ‘rabonas’ por el virus. Y, tristemente, para cuando hemos asumido la gravedad de la situación, ya se nos había ido de las manos y ahora mismo España está a las puertas del caos de Italia, sufrimiento del que nada hemos aprendido, del que todo aprendizaje ante la pandemia hemos obviado. Y en estas, Jaén, que no tiene rutas de modernidad ni se le espera nunca, en esto estamos casi a la cabeza de Andalucía.

Mesura y sentido común, hay que hacer lo que nos digan los expertos, que las autoridades no van a contradecirlos, pero sí que es cierto que vamos detrás, siempre detrás de la realidad, muy a nuestro pesar, porque estamos hablando de algo que mata, mayormente a personas mayores y con delicada salud, pero mata y la pandemia es generalizada, los supermercados están siendo asaltados en previsión de que no podamos salir de casa en muchos días (el Gobierno lo permitirá) y ni las llamadas de garantía de abastecimiento son tenidas en cuenta. Tenemos miedo y ayer mismo estaban vacías las estanterías de huevos, patatas, pollo y carne en cualquier súper al que fuéramos. Esta Crónica de la Semana es un cántico a la cordura sin saber el porqué, una oda la paciencia sin entender cuánto de tranquilos debemos estar; en definitiva, un relato sin ruta ni rumbo porque estamos perdidos y superados mayormente por nuestra irresponsabilidad y, cómo no, la de quienes un día toman una medida y al siguiente la aumentan, pero no se pone en práctica hasta varios días después y, con franqueza, han tenido miedo a decidir, asumiendo las responsabilidades supremas a las que hubiera lugar. La salud es lo primero, pero ¿y las empresas y los comercios?