Una dolorosa demografía

21 jun 2019 / 11:24 H.

Menos, cada vez menos. Es el desequilibrio poblacional de una provincia que se vacía lentamente, sin las cifras que copan titulares en otras comunidades, pero que, sin embargo, es una sangría lenta y sostenida en el tiempo. En un año se perdieron 1.996 jiennenses solo en cuanto a la curva entre defunciones (6.866) y nacimientos (4.870), porque a estas cifras se une la despoblación, la emigración forzosa en busca de un futuro más halagüeño y con más oportunidades para encauzarse profesionalmente o formar una familia. Una especie de tormenta perfecta para que la provincia pierda población de manera alarmante y en comparación con el resto de provincias andaluzas, ya que aquí se dan dos circunstancias que afectan directamente a que nuestra pirámide de población amenace ruina. E, inevitablemente, esta situación, más que les pese a los políticos, está ligada a las oportunidades que históricamente se han perdido o, directamente, se han hurtado a los jiennenses. La falta de comunicaciones de siglo XXI, en este sentido, son elocuentes si se comparan con nuestro entorno más cercano y eso repercute en las oportunidades para que empresas o los propios jiennenses utilicen las mejores comunicaciones para planificar su empresa o profesionalmente. Aunque los ejemplos de lo que ha pasado en otras regiones está a la vista también es cierto que poco o nada se hace al respecto porque Jaén requiere de un plan, una hoja de ruta que potencie lo bueno y acabe con el ostracismo de tanto tiempo. De lo contrario, y con los notables cambios en el olivar, la sangría será mayor y los pueblos de la provincia tendrán, cada vez, menos población.