Nuevo escenario en el país

    26 oct 2020 / 16:26 H.
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    El Consejo de Ministros Extraordinario dio el visto bueno al segundo estado de alarma desde que se desató una crisis sanitaria sin precedentes. La crudeza de los datos en la segunda oleada del coronavirus forzó una situación que pretende controlar, desde arriba, a las comunidades autónomas, aunque son los gobiernos de cada territorio los que tienen la sartén por el mango a la hora de imponer las pertinentes restricciones, una apuesta política de junio que se mantiene en el tiempo. El texto recién aprobado marca un toque de queda obligatorio para todo el país desde las once de la noche hasta las seis de la mañana. Además del confinamiento nocturno, se establece la prohibición de reuniones sociales para toda España a seis personas. También se da la posibilidad a las regiones de restringir las entradas y salidas de su territorio, salvo causas justificadas, pero es una decisión que queda en manos de sus presidentes. Es el momento de la unidad y, frente a criterios dispares, cerrar filas en torno a quien está en el poder ejecutivo para que sea el ciudadano el verdadero centro de todas las atenciones. La falta de políticas claras, de medidas comunes en toda España y de un compromiso claro de buena parte de la población, son las causantes de la situación que vivimos. Estamos, de nuevo, en la casilla de salida. Todo indica que la presión hospitalaria se hará insoportable en pocas semanas, que la atención primaria en los centros de salud no va a poder asumir la carga de trabajo y la avalancha de contagios que se está produciendo y el problema sanitario se convertirá en social y moral. La situación, una vez más, empieza a ser insostenible y el esfuerzo tiene que ser individual y colectivo.

    Editorial