04 abr 2020 / 15:45 H.
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    Empezó el Viernes de Dolores en Silencio y llegará el Domingo de Resurrección sin el tradicional redoble de tambores y la luz de las mantillas blancas en las calles de nuestros pueblos y ciudades. Los jiennenses, los andaluces y los españoles vivirán una Semana Santa única, diferente, singular y triste. El coronavirus marca el devenir de unos tiempos que hacen pensar que serán más prolongados de lo que en un principio proyectaron los gobiernos, porque nadie tiene una varita mágica que pueda adivinar cuánto durará la pandemia. Está claro que el confinamiento estricto contribuye a reducir los contagios, la única arma al alcance de la mano del ciudadano para luchar contra un mal que acecha al mundo. Hay visos de esperanza, pero no hay que levantar las campanas al vuelo, porque permanecer en guardia es la mejor recomendación en un momento crítico como este. El número de casos positivos de covid-19 en Andalucía creció ayer hasta los 7.374. La cifra supone que, frente a los datos del jueves, hay 402 personas más infectadas en la comunidad. Cabe recordar que el anterior registro era de 580 casos nuevos y el día anterior, 574. De esta forma, parece ralentizarse y aplanarse la curva de contagios en la comunidad, ya que hay casi 200 nuevos menos en un solo día. Además, la tasa de incremento es la más baja desde que estalló la crisis. La situación es muy preocupante, especialmente entre la población mayor de sesenta años, muchos de los cuales viven en residencias de ancianos, por lo que todos los esfuerzos son pocos para intentar frenar una pandemia que nos tiene a todos con el alma en vilo. Acertada será la decisión de prolongar el confinamiento si los especialistas lo aconsejan.

    Editorial