Las asignaturas pendientes

Son muchas las asignaturas que hay pendientes, en pleno siglo XXI, para que la igualdad entre hombres y mujeres sea una realidad. Marzo es el mes señalado en el calendario para la reivindicación de unos derechos y unos deberes que tienen que estar equiparados, en los que no existan diferencias por razones de sexo. Se acerca el día 8 y son muchas las voces que necesitan salir a la calle para gritar, alto y claro, que queda mucho camino por recorrer y que el trabajo conjunto, de unos y de otras, o viceversa, será la clave del éxito. Sin embargo, la pandemia obliga a extremar la precaución y evitar las aglomeraciones de las manifestaciones que preparan los colectivos feministas. No es recomendable que, después de un año de confinamientos y restricciones, todo el trabajo quede tirado por la borda. Lo que está claro es que todas las miradas están puestas, en este momento, en lo que pueda ocurrir el 8 de marzo. Las organizaciones de mujeres aseguran que intentarán ajustarse a las restricciones impuestas por el coronavirus para no perder el impulso acumulado en los últimos años, mientras la derecha agita de nuevo el fantasma y vuelve a situar la fecha en el comienzo de la crisis sanitaria más grave de la historia. Todo ocurre en un escenario epidemiológico de “riesgo alto”, según el semáforo de alertas de Sanidad, y una ocupación hospitalaria que sigue en niveles elevados. Se trata de un contexto que, atravesado por aristas políticas, sanitarias y sociales, pone sobre la mesa el difícil equilibrio entre la salud pública y el derecho a la manifestación, que ya se ha ejercido durante estos últimos meses sin tanto escrutinio político. La llamada a la responsabilidad tiene que ser una constante.