La celebración democrática

    24 feb 2021 / 09:49 H.
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    Fue la de ayer una jornada para reivindicar la Constitución Española y para aplaudir el intenso camino recorrido por la democracia. La celebración del cuarenta aniversario de la intentona golpista se convirtió en una apelación constante y unánime a la necesidad de preservar el marco de convivencia para detener cualquier tipo de amenaza que pueda romper el sentido de Estado y acabar con la lealtad institucional. El Rey, en su discurso, reivindicó el papel ejercido por Juan Carlos I, como jefe de Estado, ante aquella inaceptable fractura del legítimo y legal orden democrático, una firmeza y autoridad que fueron determinantes para la defensa del país. El contexto era, en aquel momento, poco propicio para caminar con paso firme. El partido que gobernaba estaba en descomposición, el terrorismo era uno de los principales problemas, la situación económica no era muy halagüeña y el desencanto de la sociedad era palpable. Sin embargo, aquella joven democracia supo plantar buena cara al mal tiempo y, con la Constitución como norte y guía, terminó por construir fuertes cimientos. Al César lo que es del César, el descrédito actual del Rey Emérito no puede ser utilizado para erosionar la actual democracia, un sistema fortalecido con el paso del tiempo amparado en libertades que no se deben cuestionar. En este sentido, la decisión de algunos representantes políticos de no acudir a los actos conmemorativos del 23F no hacen más que avivar una polémica absurda y poco entendible, porque lo que se celebra, en definitivas cuentas, es el triunfo de un sistema democrático mediante el que los ciudadanos tienen, aparte de deberes, derechos que nadie les puede arrebatar.

    Editorial