Fútbol es fútbol

    02 dic 2022 / 16:02 H.
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    Pese a una gobernanza mundial carcomida por la espesa sombra de la corrupción, de la que ni duda el Parlamento Europeo en calificar de sistémica en una reciente declaración sobre el escenario sociopolítico que rodea al Campeonato Mundial de Fútbol de Qatar, por la actuación de la FIFA cercenando cualquier atisbo de reivindicación de las selecciones sobre los derechos humanos o diversidad sobre el Estado catarí, cuando rueda el balón sobre el césped, el juego vuelve a sus esencias. Son, probablemente, los noventa minutos en los que se mantiene intacto, o casi. Quizá ahí radique la grandeza de este deporte, que deja siempre espacios por los que se emergen las sorpresas, las gestas, los resultados imprevistos, cuando no inverosímiles. La selección española de fútbol, La Roja, es un ejemplo. Maravilló en su debut ante Costa Rica, goleando y rompiendo marcas de eficiencia; aguantó firme con su juego genuino ante la poderosa Alemania, que venía con las urgencias de su partido perdido ante Japón y, precisamente, en diez minutos de relajación y despiste pierde un partido que había dominado hasta entonces y que ganaba. Finalmente, España pasa a octavos de final por aquella goleada que le da mejor golaveraje, que una Alemania que queda eliminada. ¿Por qué? Este juego tiene esos ángulos insondables. Japón resucitó para el fútbol en diez minutos y España se hundió al mismo tiempo. “Fútbol es fútbol”, dijo un sabio como Vujadín Boskov cuando entrenaba al Real Madrid y le preguntaron por esos misterios. España pasa ronda pese a emborronar su hoja de servicios, pero quién sabe lo que pasará a partir de ahora. Y lo de Qatar y la FIFA es otro debate que no debe ser ajeno al “Fútbol es fútbol”.

    Editorial