El tiempo de los trabajadores

El coronavirus permitió, con todas las medidas de seguridad, celebrar el Primero de Mayo, Día Internacional del Trabajador, con el lema “Ahora toca cumplir”. Los sindicatos alentaron la participación de los jiennenses en una protesta que, aunque reducida, trata de llamar la atención a las administraciones públicas del drama humano que supone el desempleo, la inestabilidad laboral, la precariedad y, en definitiva, serias situaciones de vulnerabilidad que hipotecan muchas vidas. Jaén, Andalucía y España necesitan que el Gobierno central acometa las reformas prometida para responder a las necesidades de las pequeñas empresas, de los autónomos y de los trabajadores que soportan, con su esfuerzo y su trabajo, una crisis sanitaria jamás conocida. La agenda social tiene que volver al centro de la diana, sin más derogaciones de leyes que no hacen más que ahondar en la miseria y que impiden el crecimiento y el progreso de los territorios, especialmente de los catalogados como la España Vaciada, precisamente ahora la “España Ansiada”, merced a un pandemia que ha hecho resurgir la autenticidad del mundo rural, aquel que ofrece una extraordinaria calidad de vida servida en bandeja en los pueblos jiennenses. No es de recibo que, en pleno siglo XXI, los salario no cubran las necesidades básicas de una familia y, sobre todo, que no haya oportunidades en la provincia y sus vecinos se vean obligados, como en otros tiempos, a salir en busca de un jornal para poder subsistir, ya no solo fuera de sus hogares, sino también lejos de sus casas. El país está en deuda con la clase trabajadora, esa capaz de soportar todo lo habido y por haber, de arrimar el hombro y de impartir solidaridad y generosidad.