El peligroso avispero catalán

17 jun 2019 / 10:32 H.

Ada Colau revalida alcaldía en Barcelona, pero, en esta ocasión, con unos apoyos que le cuesta reconocer y con los que se siente visiblemente incómoda. No tanto por el respaldo de los socialistas catalanes, pero sí con los de un Manuel Valls que considera en sus antípodas políticas. Este hecho, no obstante, no fue óbice para aceptar el respaldo de sus concejales para renovar su poder en la capital catalana. Pero ella y su equipo de Gobierno que tan cercanos, en ocasiones, estuvieron con los partidos independentistas y tan equidistantes con todo lo que pudiera oler a constitucionalismo, sufren ya el rechazo y la presión en la puerta del Ayuntamiento de aquellos a los que alentaron con su comportamiento. Ahora han pasado al lado oscuro al pactar con los del 155 y comprobarán así como se las gastan quienes se creen con derecho para interrumpir una constitución de un Ayuntamiento democrático porque no son ellos los que, finalmente, consiguen el pacto “adecuado”. En este sentido, todo lo que sea contrario a sus tesis supremacistas supone un atentado a su “país”, de ahí que sean incapaces de valorar unos pilares democráticos que, sin embargo, esgrimen como si España fuera una dictadura y estuviéramos fuera de cualquier organismo internacional. Tal y como anunciaron, paulatinamente, el grado de confrontación con el resto irá en aumento hasta que llegue la sentencia por el 1-O, ante la que intentarán, de nuevo, echar un pulso al estado democrático. Por este motivo, es necesario que los partidos de ámbito estatal tengan claro qué supone apoyar su deriva y lo que conlleva para la ciudadanía. De aquí a unos meses, el avispero catalán estará en pleno zumbido. Estamos avisados.