El Hípico como ejemplo

    17 jul 2019 / 10:59 H.

    La acción política requiere de acciones que no siempre son del gusto de todos, pero que, sobre el papel, deben avanzar por el bien común y porque los dirigentes lo son por el apoyo expreso de la ciudadanía que delegan en ellos para la acción de gobierno y para plasmar sus compromisos políticos, programáticos, en la piel de las ciudades y pueblos. En este sentido es fundamental que el sentido común prime en sus acciones de gobierno para no hipotecar las cuentas públicas con proyectos megalómanos o de difícil consecución. El Tribunal Supremo ha desestimado el recurso municipal del Ayuntamiento de Jaén y una sentencia, por lo tanto, firme hace que este tenga que pagar 4 millones de euros. Un despropósito para las finanzas públicas que fue engordando una vez que no se pagó a los propietarios a los que se expropiaron los terrenos y que con una actitud dilatoria en los juzgados por parte del Ayuntamiento ya tiene punto final. El varapalo judicial es importante y tiene además el agravante de los intereses de demora y de los propios procesos judiciales. Cabe, por lo tanto, preguntarse aquel equipo de Gobierno de Carmen Peñalver por qué no dejó cerrado el proceso que había iniciado. De igual forma, a su sucesor en el cargo, con el PP, Fernández de Moya, habría que preguntarle por qué decidió no seguir adelante con la iniciativa con tan costoso fin de fiesta para todos los ciudadanos de Jaén. Mientras el dinero público se pueda gestionar con tanta arbitrariedad, se comprometan acciones que afecten a terceros y, finalmente, se tenga que pagar el destrozo sin que los responsables de las acciones, que están delimitadas en el tiempo, asuman sus responsabilidades, el modelo se repetirá para mayor bochorno ciudadano.