Con el Real Jaén no se juega

    28 jul 2021 / 16:08 H.
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    Hay una gran diferencia entre los hermanos Marx, una saga de cómicos de envidiable ironía e imaginación, y quienes ahora están al frente del Real Jaén o quieren estarlo, que a los primeros se les rinde admiración y respeto por su trabajo y a los dueños de las acciones y a quienes aspiran a quedárselas por 1 euro, se les toma por un auténtico mal sueño en la historia del club blanco, que el 13 de agosto cumpliría 99 años. El “camarote de los hermanos Marx”, esa genial escena de la película “Una noche en la ópera” podría servir de metáfora de lo que ahora se cuece en el Real Jaén, con declaraciones de un bando y de otro que rayan la hilaridad más desesperante porque parece que estando en el mismo lugar hablan para no entenderse. Y en toda esta situación se esconde una realidad clara e incontestable, ni quienes ahora tienen las acciones quieren llevar el día a día del Real Jaén y asumir el coste económico que sea necesario, con fichajes, césped y planificación de la temporada ni quienes aspiran a ser los nuevos capitanes del viejo barco están dispuestos a asumir lo normal en una transacción de acciones, el pago que por ellas reclame quien ostente la propiedad según la ley. Asistimos desde hace unos días a una kafkiana representación de lo que nunca debería ser una empresa y menos un club que define la pasión de esta ciudad por el fútbol, con más sombras que luces, pero el equipo de nuestros amores al fin y al cabo. Con el Real Jaén no se juega, no hay más opción que pedir y exigir respeto por él y el aficionado incluso ruega a las autoridades deportivas y políticas que intervengan ante la incruenta pero sangrante batalla por los designios del Real Jaén, que puede concluir con un embate final que lo deje a las mismas puertas del centenario.

    Editorial