Agricultores al pie del cañón

    07 abr 2020 / 16:19 H.
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    Está permitido, en el decreto de estado de alarma, que los agricultores puedan salir al campo a realizar las tareas propias de la temporada. Eso sí, tienen que ir debidamente acreditados, porque hay quienes hacen uso de la picaresca, en este y en otros sectores, para saltarse el confinamiento. Son ellos los que hacen posible que no falten productos en los supermercados, incluido el bien más preciado en la provincia, el aceite de oliva virgen. Dicen los especialistas que hubo compra masiva al principio y, después, el mercado se normalizó. Lo mismo ocurrió con el resto de la cesta de la compra, que se llenaron los supermercados ante una situación repleta de dudas. Sin embargo, los precios siguen estancados. La crisis del campo, que derivó en protestas que quedaron totalmente paradas por el coronavirus, se ve agravada por otra crisis, la sanitaria, que hace que quienes se ganan la vida en el campo miren con incertidumbre no ya solo el presente, sino también el futuro. Hay que tener en cuenta también que, en la mayor parte de los pueblos de la provincia, son muchos los temporeros que buscan trabajo en la recogida de la manzana, la uva o la fresa y que, por culpa del confinamiento, se tendrán que quedar en sus casas. Algunos tienen prestación por desempleo, pero otros están a la espera de reunir jornales para poder cobrarlo. Está claro que el principal problema que hay que resolver en este momento es el sanitario, que tiene al mundo entero en vilo, pero las consecuencias económicas que traerá para la agricultura esta pandemia global preocupan en una provincia con una enorme dependencia del olivar. Evitar que haya restricciones en la exportación y eliminar los aranceles ayudarán bastante.

    Editorial