Acuerdo sin visto bueno

    19 oct 2019 / 11:08 H.
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    La Comisión Europea y el Gobierno de Boris Johnson han logrado una acuerdo que casi había que tildar de “partida” porque aún queda pendiente que pase el corte de los respectivos parlamentos. Este pacto “in extremis” trata de conseguir que la ruptura entre Reino Unido y la UE se produzca de manera ordenada. La negociación eso sí avanzó tanto que incluso se alcanzó un acuerdo sobre el protocolo revisado para Irlanda e Irlanda del Norte y las bases sobre las que se establecerá la futura relación. Con esta propuesta se evita la vuelta a una frontera dura en la isla y las posibles hostilidades que en este caso van más allá de las transacciones comerciales. Habrá que comprobarse también por parte de los parlamentos si realmente consideran justos los principios acordados para esta ruptura que, aunque se quiera dulcificar, es dura en sentido amplio y concreto. De lo que no cabe duda es que quienes apostaron desde dentro y fuera de Europa por un escenario “apocalíptico” en el continente y un efecto llamada o una planificada convulsión de las instituciones se equivocaron en sus pretensiones. Estos agoreros que también se encuentran en los polos políticos más radicales de España buscan un estallido social o una vuelta a una autarquía económica que es del todo imposible. La construcción europea sigue su marcha, en ocasiones lenta, no exenta de grandes peligros como el populismo en sus diferentes y camaleónicas versiones y, claro está, los nacionalismos de todo pelaje que buscan caminos paralelos y romper unos estados que nunca antes han estado más descentralizados. De cómo logre sortear estos peligros, tan incendiarios como Cataluña, dependerá el proyecto de unión social y política de Europa.

    Editorial