Aburrimiento

    15 ene 2022 / 19:31 H.
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    En la liturgia de estos días, se ha narrado el evangelio de la visita de María a Isabel. María dona a Isabel la alegría de Jesús, la alegría que llevaba en el corazón y en el vientre. Va donde ella y expresa sus sentimientos; y esta proclamación de los sentimientos después se ha convertido en una oración, el Magníficat. Y el texto comienza: “Se levantó María y se fue con prontitud”. Y el Papa nos explica estas dos actitudes de una manera muy gráfica, muy atractiva y llena además de profundidad. Entiendo que el Papa sabe llegar al corazón de los hombres y mujeres de este tiempo y explica las cosas de una forma llana e inteligible para todos, no solo para los muy cultivados en la fe, sino para todo ser humano que quiera conocer a Jesucristo a través de su Evangelio. Aquí expongo algunos detalles de esta catequesis del Papa que puede muy bien reconfortarnos y ayudarnos en la tarea de vivir ayudados por la tan especial doctrina de nuestro Maestro y Señor Jesucristo: Levantarse y caminar con prontitud estos son los dos movimientos que María hizo y que nos invita también a nosotros a hacer. María no se desanima, no se desespera, sino que se levanta. No mira hacia abajo, hacia los problemas, sino a lo alto, hacia Dios. “Y no piensa a quién pedir ayuda, sino a quién ayudar”. Levantarnos, sobre todo cuando las dificultades amenazan con aplastarnos. Levantarnos, para no empantanarnos en los problemas, hundiéndonos en la autocompasión o cayendo en una tristeza que nos paraliza. ¡Levantarnos! Porque Dios es grande y está preparado para ayudarnos si nosotros queremos. Entonces arrojemos en Él los pensamientos negativos, los miedos que bloquean todo impulso y que impiden ir adelante. Y después hagamos como María: ¡Miremos a nuestro alrededor y busquemos alguna persona a la que podamos ser de ayuda! El segundo movimiento es caminar con prontitud. No quiere decir proceder con agitación, de forma sofocada, no, no quiere decir esto. Se trata más bien de conducir nuestras jornadas con paso alegre, mirando adelante con confianza, sin arrastrarnos con desgana, esclavos de las lamentaciones, estas quejas arruinan muchas vidas, porque uno se pone a lamentarse y lamentarse y la vida va abajo. Las quejas te llevan a buscar siempre alguien a quien culpar. Yendo hacia la casa de Isabel, María procede con el paso rápido de quien tiene el corazón y la vida llenos de Dios, llenos de su alegría. Entonces preguntémonos, para nuestro beneficio: ¿Cómo es mi paso? ¿Soy positivo o me quedo en la melancolía, o en la tristeza? ¿Voy adelante con esperanza o me detengo para compadecerme? Si procedemos con el paso cansado de los gruñones o de los chismosos, no llevaremos a Dios a nadie; solamente llevaremos amargura, oscuridad. Hace mucho bien, sin embargo, cultivar un sano sentido del humor. Podemos pedir también esta gracia, la gracia del humor sano. El primer acto de caridad que podemos hacer al prójimo es ofrecerle un rostro sereno y sonriente.

    Con el comienzo de un año, vuelvo a recordar el valor incalculable de toda vida humana, esa que desprecia con tanta persistencia nuestra izquierda política y también, por qué no decirlo, parte de nuestra derecha. Es como un concurso para ver quién es más progresista permitiendo más muertes de seres humanos, unos antes de nacer y otros cuando ya no sirven a la sociedad por edad o enfermedad. Es lo que denominan: “Aborto” y “Eutanasia”, como si al no utilizar las palabras correctas, relativas a “matar”, la gravedad del acto fuese menor. Se legisla con desdén y altanería, como diciendo: “yo tengo el poder y decido quién puede vivir y quién no”. Debería entenderse que el de la vida es el primero y principal de los derechos fundamentales de toda persona, sin el cual, no es posible disfrutar de los demás. La vida humana es el mayor don que Dios nos ha otorgado y debería ser objetivo principal de la sociedad el defenderlo. Sin embargo, los políticos parecen que se han enzarzado en una carrera para ver quién es el que más legisla para proteger a los asesinos. “El aborto es defendido solo por personas que han nacido” (Ronald Reagan). Que la vida humana empieza en el momento de su concepción y termina con la muerte natural, es algo indiscutible; entrar a polemizar sobre ello es dar pábulo a los amantes del aborto o la eutanasia. No existe justificación alguna para matar a un ser humano por la sola culpa de que aún no ha nacido, ni para asesinar a un anciano por el hecho de que ya no es rentable a la sociedad. Quienes piensen en esta forma de liquidar seres humanos, sean anatemas. Si admitimos que una persona mate a otra con una inyección letal —eutanasia— o que una madre mate a su propio hijo en su vientre —aborto— no nos escandalicemos si vemos que las personas se matan entre sí.

    En los últimos meses he notado que cada vez menos gente ve la televisión convencional. Cada vez es más fácil buscar otras alternativas en plataformas porque, ciertamente, la televisión ha perdido calidad y ya casi todo son realitys en los que se fomenta el mal rollo y poco queda de series o películas que sean verdaderamente interesante y, las pocas que hay, ya no funcionan porque se consume de otra manera. Una pena pero con todo toca avanzar y ahora son plataformas vono Netflix las que no generan aburrimiento.

    Cartas de los Lectores