La vida son
dos días

    29 sep 2019 / 11:30 H.

    No soy de izquierdas, pero no por ello quiero dejar de agradecer al señor Pedro Sánchez que no haya cedido a las pretensiones a cambio de apoyo para gobernar, en mi opinión, de un partido revolucionario, demagógico, degradatorio, anarquista, que justifica y apoya la ocupación privada, la delincuencia, la violencia y el parasitarismo social y que pretendía una serie de ministerios para hacer de España una Venezuela a la que han llevado a la miseria más absoluta. Solo hay que ver como se encuentra Barcelona desde que accedió a la Alcaldía Ada Colau, la degradación, la inseguridad ciudadana, la delincuencia es palpable y la impotencia de la gente honrada ante esta situación, totalmente desamparada. Vamos de nuevo a elecciones, es desagradable, pero imprescindible, dadas las circunstancias. Tenemos tres defectos de forma en la ley electoral y si no se subsanan continuaremos permitiendo que asesinos terroristas o fanáticos patológicos independentistas estén representados en nuestro panorama político viviendo en su mundo y comiendo de nuestros impuestos, simplemente porque sus votos hacen falta para gobernar, estaremos obligados a prostituirse políticamente. Esto por mucho que se obvie demuestra que España en la práctica no es una democracia, porque jamás debería poder acceder al poder un ladrón o un asesino por muchos votos que tenga y legitimando este concepto estamos permitiendo sumisos que el fin justifica los medios, al estilo dictatorial, con total pasividad de una justicia que cínicamente se ampara en las incoherentes leyes establecidas a conveniencia. Solo tres defectos de forma hay que cambiar. Primero, que un voto tenga el mismo valor en cualquier punto del territorio español. Segundo, que el programa electoral por el que haya sido votado un partido tenga que cumplirse obligatoriamente por ley, de lo contrario sea causa automática de anulación. Tercero, que gobierne sin necesidad de apoyo quien más votos haya conseguido, sea el que sea, con total responsabilidad. Por último quiero sugerirle al señor Pedro Sánchez que por mucho que quiera exhumar los restos de Francisco Franco y echarlos al vertedero de la basura, jamás conseguirá eliminarlo de la historia y del bien que hizo a España para millones de españoles, aunque usted no sea uno de ellos. La verdad siempre prevalecerá.

    ni a los políticos ni a los niños los traen las cigüeñas, sino que son el resultado de la elección explícita de la mayoría de los ciudadanos. Claro que muchos de los posibles votantes, ni siquiera votan —casi un tercio— y muchos más aún, de los que votan, emplean menos tiempo y objetividad para elegir a sus representantes que para opinar sobre algunos famosos. Después, no pocos, ante resultados que no les satisfacen, protestan a gritos como niños malcriados, rompiendo el tablero en vez de procurar jugar mejor, y elegir con más reflexión y menos pasión a quienes tanto van a influir en su vida.

    En la última etapa de su cuarto viaje apostólico a África, el Papa Francisco hacía una parada y rezaba ante la tumba del beato Père Laval, el llamado “apóstol de los negros”, posteriormente pronunciaba un discurso ante el cuerpo diplomático y las autoridades civiles, y celebraba una multitudinaria eucaristía, a los pies de la montaña, en el Monumento de María Reina de la Paz. El Papa recordaba en su homilía que las bienaventuranzas son el carné de identidad del cristiano y que para vivirlas debemos fijarnos en modelos como el padre Laval, que con su impulso misionero y su amor, fue capaz de dar a la iglesia de Mauricio una nueva juventud y un nuevo aliento, que hoy está invitada a renovar y proseguir. Es seguir siendo una Iglesia joven.

    De siempre se ha dicho que la vida son dos días. Pero hay que saber vivirlos y aprovecharlos. Los días van pasando y no nos damos cuenta que cada año cumplimos años. Todos los días y años nos debemos de reconfortar más, por ejemplo leyendo instruyéndonos, conociendo el mundo, cómo viajar. Es decir, aprovechar el tiempo al máximo que los días se nos van, y esos ya no vuelven. Por eso hay que estar siempre alegres y mirar en positivo que lo malo viene solo. No podemos estancarnos, ni venirnos abajo, siempre arriba para lo bueno y para lo malo. Tenemos el ejemplo de personas que han partido de este mundo, sin saber apreciar ni saborear la vida. Esto ocurría con muchos de nuestros antepasados que no disfrutaban de nada porque no tenían dinero para gastarlo, ni el mundo estaba tan avanzado como ahora con las altas tecnologías, entre ellas, las redes sociales —que cada vez nos han hecho avanzar más—. Tener buenas amistades también es un bien común. En definitiva, hay que pensar en positivo y siempre vivir la vida con filosofía alegre.