El gran robo

    09 may 2020 / 10:09 H.
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    Esta copia a escala menor del Puente de Ariza, todavía en construcción, se encuentra enclavada en una rotonda, a la entrada de Úbeda, y proveniente de la antigua carretera que comunicaba la ciudad con la meseta castellana. El verdadero y original puente, obra del arquitecto renacentista Andrés de Vandelvira, se sumerge en tierra de nadie o, mejor dicho, se esconde inadvertido en nuestras aguas, cuando los tiempos son de abundancia y nuestro último esparcimiento es el recuerdo. Cuenta la leyenda que, a su paso por el mismo, y descansando bajo uno de estos cinco arcos o bóvedas que lo rigen, San Juan de La Cruz, poeta místico y universal, obró un milagro: hizo aparecer de la nada algunos manojos de espárragos ante sus fieles acompañantes y, al mismo tiempo, hizo desaparecer el hambre que arrastraban después de largos días de intenso y extenso camino. Mientras paseaba el otro día alrededor de esta rotonda y, contemplando exhausto la magnífica réplica de esta estructura arquitectónica, me acordé de este prodigio que significa vivir en libertad, de la delgada línea que separa la felicidad y el sometimiento. Hemos cruzado el puente varias veces y nunca hemos aprendido. Solo había un bache, y hemos pasado sobre él en infinidad de ocasiones. Nunca tuvimos remedio. Nuestra vida va a cambiar mucho de ahora en adelante. Hemos cruzado el puente demasiado, y ahora lo hemos olvidado, lo hemos enterrado creyendo que avanzar significaba demoler, y que mejorar significaba ignorar. Solo tendremos un símil y un retrato, para que cuando pasemos por allí, recordemos que hubo una vida mejor, con unas costumbres y una manera de tratar a los demás totalmente diferentes. Echaremos de menos los abrazos, los besos, el contacto, el mirarnos cara a cara... O quizá estamos a tiempo de remediarlo, tomando las medidas oportunas. No esperemos milagros, ni de la ciencia ni de ningún gobierno. Salir de aquí está en nuestras manos, ejerciendo con responsabilidad y cumpliendo estrictamente las normas. Porque yo no quiero cambiar mi forma de ser ni mi manera de vivir. Porque entonces no sería vida... Queremos regresar al verdadero y vetusto puente, rescatarlo de nuevo y enlazar con el pasado; despertar de lo que creemos, no es más que una auténtica pesadilla.

    ¡Soñé que abrazaba tu ausencia, /que a distancia me susurrabas al oído,/ que sin tocarme me acariciabas,/ que cantábamos de lejos/ la misma canción,/ que me helaba tu fuego,/ que partías sin despedida,/ que no sabíamos vivir así,/ que todo seguía igual.../ que salíamos a la calle, sin libertad!

    He leído en Diario JAÉN, información acerca del controvertido Talgo Barcelona-Sevilla, con parada en varias estaciones de la provincia de Jaén. He de decirle a Francisco Reyes que hay una pregunta formulada por el partido político Ciudadanos (no lo confunda con el Partido Popular) acerca de la más que probable desaparición de esta línea que, si no es para el 10 de mayo, lo será un poco más adelante. A ver qué, cómo y cuándo responde el ministro Ábalos. Cuando el río suena, agua lleva. Sería la firma del certificado de defunción del ferrocarril en la provincia de Jaén. Pero, con independencia de ello, me sorprende que Francisco Reyes hable de “bulo” por parte de los partidos de “derechas”, y se dirija especialmente al Partido Popular como gran responsable de la situación catastrófica de la provincia de Jaén, acusándole de todo, y confabulándose con Vox. Por supuesto, no deja de mencionar a Rajoy, faltaría más, diciendo que, bajo su Gobierno, la provincia de Jaén se ha desplomado, y dice: “Eso sí que no es un bulo”; y termina con las menciones honoríficas de rigor a la gestión del PSOE, con “el máximo compromiso y lealtad, y bla, bla, bla”. Solamente quiero refrescarle al señor Reyes que la provincia de Jaén, cuya Diputación preside, al igual que todas las provincias de Andalucía, ha estado “gobernada” por el Partido Socialista Obrero Español, con Chaves, Griñán, Susana Díaz, y los famosos” ERE, durante más 40 años (1978-enero 2019). Gracias por su objetividad, y por hacerlo tan requetebién en la provincia de Jaén cuya diputación usted preside.

    Si algo ha demostrado este maldito virus es que, además de ser un consumado ladrón —nos ha arrebatado seres queridos—, es un mangante de momentos gratos compartidos con familiares y amigos, ratos íntimos concretos que se llevó a algún universo paralelo y no volverán: besos, abrazos, charlas, paseos, risas... Y entre las muchas vivencias que me ha birlado la covid-19, están las que debería haber experimentado junto a mi nieta que transita una preciosa edad que desdibujará las ruinas del tiempo. Odio el teléfono porque siempre he preferido el contacto vis a vis para poder mirar los ojos de mi interlocutor; pero reconozco su utilidad, y más aún en estos tiempos que nos permite acercarnos en la distancia con videoconferencias y verla todos los días. En pocas semanas, mi pequeña Emma cumplirá tres añitos. En los dos meses de alejamiento, ha crecido mucho como personita. Está revelando su carácter, su genio. Construye frases infantiles que dejan entrever la intensidad de un pensamiento que comienza a labrarse. Ya que el virus nos ha robado instantes irrecuperables, aprendamos a valorar lo que tenemos.

    Cartas de los Lectores