Subvenciones

    17 oct 2021 / 16:19 H.
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    ONGs insolidarias? Nada puede parecer más contradictorio, en quienes dicen dedicarse a ayudar a los demás. Pero veamos los hechos manifiestos en un campo en el que estoy muy especializado. Greenpeace, aparte de ciertos gestos espectaculares que, obviamente son propios, no hace públicas muchas de sus propias manifestaciones, cuando otras ONGs sí piden y obtienen colaboración del público concienciado sobre el tema. Más aún, cuando participan en esos actos colectivos, son reacios a aceptar pancartas comunes a todos, para conservar su “pureza”. “Anima Naturalis” va más allá, y sus jefes obligan a sus miembros a desprenderse de cualquier objeto común que hayan podido recibir en apoyo de la causa animal que dicen defender. ¿Será, al menos, para conseguir alguna subvención extra por ser... únicos? El colmo es ahora Amnistía Internacional España, que este domingo 10 de octubre no ha comunicado ni a sus socios su mini manifestación en la Campaña Internacional contra la pena de muerte y califica a los países que dice defender con el nombre de los golpistas (como Myanmar, no Birmania; y eso hace lustros; con su nuevo golpe ni se ha movilizado). Más aún: ha llegado a cambiar radicalmente su rechazo anterior a la conducta violenta de los independentistas catalanes, tras recibir una notable “ayuda” de ellos; hasta el punto de movilizarse en favor de la absolución del cantante cantamañanas Hasél, que pedía en público que ETA matara a un determinado político. Dios me libre de comparar al director de Amnistía con Judas, que se arrepintió enseguida de su traición, devolvió las 30 monedas y se suicidó. Beltrán —apellido catalán que yo también tengo— es en realidad mejicano y, tras fracasar en fundar Amnistía en varios países americanos, “sólo” lleva 25 años seguidos al mando de la organización en España, por lo que se comprende que el pobre aún no conozca bien las hazañas de ETA ni de los separatistas de mi tierra.

    Vamos a vivir siempre de subvenciones y sin perspectivas de un horizonte laboral? Veía hace unos días un envío por whatsapp que decía: “Seremos un gran país el día que la gente entienda que para ganar dinero hay que trabajar”. Verdaderamente me dejó perplejo y a la vez muy contento, pues existe aún mucha gente que conserva el sentido común y ven la realidad política y social en que está sumida nuestra nación.Es insólito y a la vez indignante como nuestros representantes políticos, en vez de estar unidos y trabajar juntos por los ciudadanos, con el fin de que todos podamos llevar a nuestras casas el pan diario, actúen de forma ilógica e irracional, para condecorarse ellos mismos y sus partidos con medidas absurdas y electoralistas con el único objetivo de perpetuarse en sus poltronas y que no les falte sus buenas pagas y dietas, el máximo tiempo. Llevamos unos años que los que nos lideran, poseen poca formación y hacen uso de infinidad de asesores, 1212 en los tres primeros meses del año, con un gasto en nóminas de 17 millones y medio de euros, para colmo de estos asesores 532 son solo para la presidencia del gobierno, con el agravante que de esa cantidad ,177 tienen una titulación de graduado escolar. ¿Cuándo vamos a tener políticos bien formados para que puedan dirigirnos con coherencia y justicia? ¿Por qué tanto gasto innecesario para dejar al pueblo en la máxima pobreza? La pandemia de coronavirus, según el informe elaborado por Cáritas y la fundación Foessa, ha hecho que en la sociedad española once millones de personas estén en situación de exclusión social y, seis ya en situación de pobreza dura, dos millones y medio más con respecto al año 2018. La política al servicio del ciudadano carece de veracidad. Debemos hallar de nuevo la honestidad como reto de gozo, así encontraremos la libertad para difundirla a los demás. Exijamos que no nos den limosnas, ni migajas, que nos faciliten trabajo y dignidad para desarrollarlo. Hagamos uso de las subvenciones para los que ciertamente lo precisen, es terriblemente destructivo para un país mantener miles de personas subvencionadas y no crear riqueza para aportar bienestar a nuestra nación. Hay que reducir gasto público, la deuda pública de España continúa creciendo llegando a la cifra nunca vista de 1,43 billones de euros en junio. La seguridad social está en quiebra cien mil millones de euros y las autonomías siguen aumentando su deuda. Tenemos tres millones empleados públicos, 43% paro juvenil, quinientas mil personas en ERTE, con escasísimas posibilidades de volver al trabajo, subvenciones por doquier a sindicatos, entidades, asociaciones etc. sin control y no olvidemos el excesivo gasto de los sueldos de nuestros políticos, mencionado anteriormente. ¿Dejamos ahorcados con nuestras deudas a nuestros hijos y nietos? ¿Y mientras ahítos de impuestos para el resto de sus vidas? Quejarnos incesantemente de la inseguridad y los problemas no es motivo para quedarnos despreocupados, porque los inconvenientes siempre existirán. Hay que reaccionar ante tanto atropello, despilfarro y corrupción. Seamos humildes y justos, administrando bien nuestro dinero, que es de todos los españoles, de nuestros impuestos y, velemos juntos por la prosperidad de todos y no la de unos pocos. El resentimiento y la represalia han de eliminarse totalmente en esta sociedad agitada y manipulada. Descubramos de nuevo la honestidad como reto de complacencia, con el fin de alcanzar la libertad y difundirla a los demás. Impulsemos e irradiemos constantemente lo bueno y justo en nuestro entorno.

    Cartas de los Lectores