El poder

    15 ene 2022 / 19:33 H.
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    El informe: “El perdón ante el acoso y el ciberacoso escolar”, que ha obtenido el tercer premio del Centro de Estudios Andaluces a la mejor tesis doctoral, ahonda en las aportaciones de la psicología positiva para buscar las fortalezas que todos tenemos dentro a la hora de poder afrontar situaciones difíciles, indican: Lourdes Rey, vicedecana de la Facultad de Psicología de la Universidad de Málaga, y la investigadora Cirenia Luz Quintana. En este sentido, el estudio destaca este elemento como uno de los factores protectores necesarios para intervenir de manera más eficiente en los casos de acoso y ciberacoso escolar. “Perdonar”, permite a las víctimas de acoso y ciberacoso: Un mayor bienestar y unas mejores relaciones sociales, más salud física y mental, y menos agresividad. De este modo, evita emociones negativas que a veces llevan a los chicos: a agredir a otras personas, a la culpabilidad, a la depresión, e incluso en ocasiones al suicidio. El perdón es un recurso psicológico accesible a todos, que logra cambiar las emociones negativas a positivas, tanto en el acosador como en su víctima. En cualquier caso matiza la vicedecana de la UMA, que no se trata de excusar, ni de olvidar, y tampoco de hacer una reconciliación explícita. El proceso del perdón parte de intentar entender por qué los acosadores actúan así, y por qué toman decisiones erróneas que les llevan a la agresión para gestionar su propio malestar. Las víctimas se van haciendo conscientes de que: “La venganza no es la alternativa y de que no les va a dar más bienestar”; y además de que: “El agredir a otros y convertirse ellos mismos en acosadores tampoco mejora la situación”. Todo esto no les va a hacer más felices. Y para el agresor, se indica, que este proceso también es beneficioso, porque le permite identificar lo que está sintiendo, estudiar los detalles de su acción y reflexionar buscando actuaciones diferentes.

    La sinrazón del furibundo ataque que ha recibido el ministro Garzón es tan interesado, terco, falso, forzado e irracional que no puedo callar. Garzón solo ha dicho lo que Europa —que nos ha abierto un expediente sancionador— reclama. Los que le atacan desdeñan la ganadería tradicional y empoderan las macrogranjas —fábricas de carne de peor calidad—. Cuando la mayoría de pueblos ganaderos se oponen a las macrogranjas por dañar el medio rural, ¿a qué tanta manipulación? Los purines contaminan las aguas del subsuelo, los fertilizantes saturan el suelo y los animales están inflados de antibióticos y estresados a golpe de ley. En cuanto al maltrato, basta ver cualquier telediario para juzgar. Si escarbas un poco, la derecha opina que Garzón tiene razón; pero que siendo ministro no puede decirlo y es inoportuno. ¿Estamos de coña o qué? O sea, ¿no mires arriba no sea que veas la verdad? La ciencia es clara: comer carne aumenta el riesgo de cáncer colorrectal. La solución: comer menos carne, más legumbres, y defender la ganadería extensiva tradicional que es más sostenible y saludable. Y ahora, señor Garzón, promueva el cambio.

    Jesús desenmascaró a los fariseos, que imponían sobre otros unas pesadas cargas, que ellos mismos no soportaban ni con un dedo. El Papa acaba de acusar de egoísmo a los que tienen pocos o ningún hijo, pero él no da ejemplo. Ni siquiera tiene el valor de denunciar el por qué muchos no pueden tener hijos, sino —dice él riendo— solo un perro. Oculta que eso se debe a los bajos salarios, falta de alojamiento adecuado, etcétera. Incluso acude al viejo timo de asustar a los ingenuos con el que “quién pagará su pensión si no tiene hijos”, cuando el trabajador ya la ha pagado obligatoriamente con creces con su trabajo, y nunca falta dinero para políticos, armas o clero. Muy pronto ha olvidado Francisco el día en que, en un rasgo de sentido común, reconoció que no había que “reproducirse como conejos” en un mundo que, por vez primera, ha triplicado su población desde 1950, pasando de 1.500 a 7.000 millones de personas, lo que tanto ha contribuido a multiplicar la miseria, el hambre, las guerras, el agotamiento de los suelos y la contaminación del planeta; desastres que él también critica a veces en vano, porque no se atreve tampoco a denunciar sus causas. Y menos en este caso, porque de esa trágica explosión poblacional es responsable en gran parte la insana oposición a los anticonceptivos que él sigue manteniendo para los demás en pleno siglo XXI. ¡Curiosa manera de amar y cuidar de los demás la de este pastor, otro perro mudo como los que ya denunció Jesús!

    En la inmensa mayoría de los medios de comunicación no se puede decir la verdad, todo es manipulación impuesta por los poderes fácticos, los que ahora privan, los políticamente correctos; en definitiva, esa izquierda, que lleva ya más de setenta años intentando ganar la guerra, que afortunadamente perdió. La izquierda, la que ahora impera en España, es la más intolerante y parcial que cabía imaginar, la menos liberal y demócrata, es la izquierda del pensamiento único. Un desastre, que estamos pagando y vamos a seguir pagando muy caro.

    Cartas de los Lectores