Nos jugamos
la vida

    07 may 2020 / 16:28 H.
    Ver comentarios

    El día 2 de febrero de 2020 mi padre fue ingresado de urgencia por una hemorragia cerebral en el hemisferio izquierdo. Desde entonces y hasta el día de hoy, la familia, y en especial su mujer, que es su cuidadora, nos hemos sentido perdidos y poco asesorados por los diferentes equipos sanitarios que lo han atendido. La situación de dependencia y fragilidad, las repercusiones personales y familiares y la necesidad de recursos sociales no han sido siquiera valorados. Dicho ataque cerebrovascular le ha supuesto déficit motor con limitación para las actividades básicas de la vida cotidiana y deterioro cognitivo, por hemiplejia derecha y afasia global. Los hechos que describo a continuación se dan en los dos centros hospitalarios de los que requirió asistencia (Complejo Hospitalario de Jaén y Hospital Alto Guadalquivir de Andújar) y algunos también en el Centro de Salud Puerta de Madrid de Andújar. Durante sus ingresos: no se evitó atrofia muscular por desuso. Tan solo se realizaron 3 sesiones de fisioterapia de unos 15-20 minutos en el Hospital de Andújar. Se movía a un sillón sin pautas establecidas: podía estar horas, se olvidaban de volverlo a la cama... Antes del alta hospitalaria, no se adelantaron a las dificultades sociales de alta. Justo antes del alta se comunica verbalmente que está en lista de espera para el servicio de fisioterapia (a día de hoy no se ha iniciado). No se tomaron medidas para sus necesidades de dependencia. No se valoraron los conocimientos de la cuidadora en relación con los cuidados que tendría que realizar en el domicilio. No se facilitó plan de entrenamiento para afrontar con garantías los cuidados que iba a requerir el paciente con el equipo de Enfermería ni se realizó terapia ocupacional de destrezas en los cuidados y en la realización de las actividades de la vida diaria. El equipo de fisioterapia no entrenó a la cuidadora en cómo posicionar al paciente en la cama y en la silla. No hubo consejos de alimentación por su disfagia como maniobras para evitar atragantamientos y broncoaspiraciones (por estas ha sufrido ya dos neumonías), por parte de logopedas o personal de enfermería. La cuidadora (esposa de 72 años): no se ha derivado ni informado de programas para cuidadores; no se realizaron recomendaciones por escrito a la cuidadora. El material ortopédico y la cama articulada lo adquiere ella de forma particular. No existe atención a la cuidadora principal y la tolerancia de su situación familiar. No hay continuidad de los cuidados. El alta hospitalaria implica que el paciente está preparado para poder continuar el programa de rehabilitación de forma ambulatoria y que puede ser cuidado y atendido en su domicilio. Por ello, me pregunto si en este caso existe algún plan de trabajo, si existirá alguna continuidad, si realmente están utilizando todos los recursos de los que disponen para ayudar a dos personas mayores en estas circunstancias. La conducta de mi padre se está viendo alterada y agravada por días, teniendo comportamientos sin control (desnudarse, quitarse el pañal, tirarse de la cama...) y afectando a sus estados de sueño y vigilia (duerme entre 2 y 4 horas al día), lo que conlleva a una afectación directa del estado físico y mental de mi madre, su cuidadora. También tiene momentos de dolor y así nos lo hacen saber sus expresiones faciales y llevándose la mano a la cabeza continuamente o al hombro izquierdo. Y como supongo que están pensando en la situación del país causada por el covid-19, todo esto ya sucedió antes del estado de alerta. Un ejemplo más sucedido hoy mismo y por la que envío este escrito es que se nos indicó que a los 3 meses, el paciente debía ser valorado por el cardiólogo ya que sufre de arritmias y por la hemorragia se retiró la medicación. Nos ponemos en contacto con dicho profesional y a través de la enfermera, nos comunica que puesto que él no la retiró, ni la revisará ni nos citará. En todo caso, es el médico de Medicina Interna quien tiene que valorarlo (el mismo que nos dijo que habláramos con el cardiólogo). Hacemos lo que nos indican y nos hacen saber que ahora mismo este servicio está suspendido hasta nueva orden. ¿De verdad no hay nadie que pueda atender este paciente ni telefónicamente? Si alguien es capaz de dar una explicación a todos estos hecho, les ruego por favor sean tan amables de trasladármela, ya que a mí me está costando. Yo seguiré llamando a todas las puertas que sean necesarias.

    Ni Sánchez ni Casado, somos los españoles los que con su enfrentamiento nos jugamos muchos, muchos muertos (del covid-19 o de miseria) y puestos de trabajo. Sánchez, como otros en 22 países y asesorado por 15 expertos, quiere prolongar en parte el confinamiento, aún jugándose el puesto; Casado, que quiere ser el presidente, pretende descalificarlo con un papelucho sin valor científico sacado nada menos que de Australia. Sánchez prioriza salvar vida y mejorar la sanidad de todos. Casado sigue en la senda del PP de hundir la sanidad no privada y “salvar la economía”. Sánchez se compromete y da los primeros pasos para mejorar la economía de los más necesitados. Casado favorece a las grandes fortunas; esto les permitió manipular de los medios de comunicación, amordazando también con leyes antidemocráticas a los de abajo, dictadura de la que ahora quiere acusar a Sánchez. Esos son los hechos reales y decisivos con los que hoy nos toca a todos enfrentarnos.

    Cartas de los Lectores