Catástrofe
provocada
por el pánico

    18 mar 2020 / 16:27 H.
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    Estamos viviendo unas experiencias que superaremos por la solidaridad de los ciudadanos, no por los políticos españoles, ni por los de la UE, todos se han demostrado inútiles e ineficaces: tenemos una monarquía “presuntamente” corrupta, que los partidos políticos institucionales no quieren investigar, y los jueces...; y en este momento todavía hay millones de personas tiradas en campos de refugiados, por citar sólo dos ejemplos. El estado profundo español sólo tiene un objetivo, el mantenimiento de lo que el dictador asesino dejó “atado y bien atado”; y por eso, cualquier iniciativa de la Generalitat es demonizada y sirve para insultarnos de hacer política, como si ellos no la hicieran. La hacemos todos, como no puede ser de otra forma, ya que, etimológicamente, el que no se interesa por los temas de los ciudadanos, es un “idiota” (proviene del griego “idiotes”) para referirse a aquel que no se ocupaba de los asuntos públicos, sino solo de sus intereses privados. La raíz “idio” significa “propio” y es la misma que en idioma). Lo perverso es hacer política cuidando de los propios intereses y de sus cortesanos, como pasa en el estado español y en la Unión Europea.

    Le llaman Covid-19 y la gente de a pié lo conocemos como el coronavirus, y desde China se nos informa a occidente que su infección empezó en noviembre del 2.019 y que la callaron posteriormente por espacio de más de un mes, durante el cual se propagó a una velocidad insospechada en aquella extensa tierra, con unos gobernantes que quisieron ocultar sus efectos hasta que su incontrolado crecimiento e inevitable divulgación filtrada en los medios, dio al traste con su secretismo desacreditando su comunismo al no haber tenido la humanidad de evitar miles de muertos por pandemia en su territorio, y posteriormente en todo el mundo, en especial Europa. Esta pandemia, a diferencia de las múltiples plagas habidas en el pasado, nos ha enseñado a ceñirnos en una disciplina distante, con mascarillas, extremadamente higiénica, que lo combata y consiga parar su mortífera expansión mundial. Ataca a los más débiles haciéndonos llegar a situaciones mortíferas y de extrema gravedad, cuando consigue que los menores portadores nos contagien inconscientemente con el virus, porque aprovecha nuestras patologías crónicas en edades avanzadas eliminándonos, no así en la fortaleza de los más jóvenes que consiguen felizmente superarlo. Nuestro confinamiento temporal y la higiene, deberán permitir que se pare solidariamente la infección, como ya han hecho chinos e italianos, siempre que los políticos no hagan política y se pongan de acuerdo acertando en sus estrategias, y que la población no discuta su acatamiento y las cumpla a rajatabla. No vemos el virus pero está ahí. Otra cosa sería que fuese visible y pudiésemos observar cómo se mueve, esperando con impaciencia, la vacuna definitiva que ya se está investigando en diferentes laboratorios, empezando por los retrovirales que impidan el acostumbrado y temido contagio.

    Los pueblos y ciudades de nuestro país parecen enteramente cementerios, pues no se ve a nadie por las calles a determinadas horas. A no ser que tengas que ir a comprar lo imprescindible al supermercado, o a la farmacia. La verdad que está todo en verdadera alarma; y es que la cosa no es para menos, la pandemia se está cobrando bastantes vidas humanas. Así que nos tenemos que aguantar y quedarnos encerrados en muestras casas, para no coger el virus que está por todos lados y cualquiera lo puede llevar consigo y propagarse cada día más, así de esta forma evitamos el contagio cada vez mas lejos de nosotros, aunque nunca estamos exentos a coger el virus canalla llamado coronavirus o covid-19. La economía se está haciendo resistir, pero llegará el día que pase factura con todos los comerciantes y bares y toda clase de comercios cerrados.

    El pánico que ha provocado a escala mundial, y mantenido en el candelero por un poder humano no identificado, no tiene ninguna explicación racional, pero va a provocar una crisis económica sin precedentes con unas consecuencias imprevisibles. Datos concretos: cada año fallecen en España a causa de la gripe de 2.000 a 3.000 personas. Este pánico irracional no puede continuar. Todos los años ocurre lo mismo, muchas personas enferman de gripe, que no se cura con antibióticos, la persona afectada se quedaba en su casa o en el hospital si era grave y el resto hacía vida normal. Con los niños sucedía lo mismo, el enfermo se quedaba en casa y el resto acudía al colegio. Tenemos que revelarnos contra esta vergonzosa manipulación, nos amargan la vida y encima van a provocar una crisis económica que, como siempre, los más pobres serán los más perjudicados. Este mandato global está apretando tanto que va a
    provocar una revolución mundial, pero venceremos.

    Cartas de los Lectores