La feria que nos unió a todos

    18 oct 2021 / 16:43 H.
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    Es patético. Como su liderazgo político está en tiempo de descuento y lo sabe, la avidez por el poder le ciega hasta anteponer sus intereses a los de España. Dice ser el más grande patriota; pero en vez de ayudar —o callar si no quiere hacerlo—, siembra desconfianza sobre la solvencia económica de su patria a base de mentir. No hace tanto, también hizo campaña para impedir la llegada de los fondos europeos de reconstrucción. En la Unión Europea su deslealtad no pasa inadvertida, dejándolos boquiabiertos con su vil y esperpéntica oposición, inconcebible en cualquier otro Estado miembro donde nadie vitupera a su país. Días atrás, y con la determinación de hacer daño, salió a manifestar que “España ha quebrado y está al borde del rescate”. Se llama Pablo Casado y es líder del PP. Sigue enrocado en que cuanto peor para España, mejor le irá a él. Señor Casado: no tergiverse. Ahí están los datos de empleo, prima de riesgo y colocación de deuda que demuestran que España está muy lejos de la quiebra.

    En las Américas aprendí un método democrático que, como tantos otros, casi no se practica aquí; tanto más cuanto quien lo práctica demuestra no tener el poder político o económico sobre los medios de difusión, a los que, por miedo o admiración, hace casi tanto caso como al fútbol nuestra ciudadanía. Siendo sociólogo además de ciudadano, hoy terminé una variada experiencia de años, en los que he exhibido ante diversas multitudes una pancarta con uno de los lemas que ha tenido más aplausos, como los de “Paz” o “Justicia”. Más largo y —así lo creía yo— más concreto, decía así: “Malos Gobiernos dividen los pueblos. (La culpa es del otro)”. Esa pancarta ha sido recibida con gestos o palabras de aprobación tanto en una manifestación separatista en Barcelona como otra hoy en Madrid de una asociación, modestamente auto titulada “Esencia de España”, de ideología antidemocrática. Peor aún que la aprobación de esos extremistas ha sido el de los muchísimos más que la han aplaudido sin pensar tampoco que pudiera referirse a los partidos que han votado; y los no menos creídos que me decían que “todos los políticos son iguales”, como si esos salieran de otra cepa que esos cínicos. No diré, como ellos, que así se retratan sin querer, que “España no tiene remedio”; pero sí que esa falta de comprensión, de solidaridad con los demás, hace muy difícil el disminuir esa feroz separación y, por tanto, un funcionamiento real de la democracia en nuestro país.

    Como casi nadie ignora, durante un debate celebrado antes de las elecciones del 10N de 2019 Pedro Sánchez dijo: “A ustedes, señor Casado, se les fugó Puigdemont, y yo me comprometo hoy, aquí, a traerlo a España y a que rinda cuentas ante la justicia española”. En cambio, pocos saben que, hace dos días, García Ferreras, de La Sexta, se lo recordó al presidente así: “También dijo usted que traería a Puigdemont para ponerlo ante la justicia española, y...”. A lo que Sánchez, balbuceando y negándose a sí mismo porque sabe que con lo que dijo en 2019 buscaba incluso el voto de quienes, llegado el caso, se envolverían con la rojigualda para fusilar al catalán, ahora que recordamos lo de Companys, contestó: “Je, je, je..., pero bueno, vamos a ver, yo creo que, en fin, quien dice eso, o bien miente, o bien desconoce cómo funciona la justicia en Italia, en Europa, en España”. Que incluso Casado lleve dos días sin insultar a Sánchez por lo que es una rendición en toda regla, cuando hace cuatro le exigía que cumpliera su compromiso electoral de 2019, huele a que el acuerdo PP-PSOE para renovar algunas instituciones podría ser el principio del declive de Sánchez, tal como le ocurrió a Zapatero a partir de la reforma del 135 de la Constitución, pactada con el PP en agosto de 2011. Zapatero dimitió. Sánchez tiene tiempo para reaccionar, pero no parece que esté actuando con ese objetivo.

    Tengo que dar la enhorabuena por el buen trabajo que se está haciendo desde todos los puntos de vista posibles para que la feria pueda funcionar de forma correcta en la capital. Lo de estos días es una clara muestra de que la vida más normalizada está regresando poco a poco y que tenemos una gran oportunidad siempre y cuando las cosas se hagan bien. Creo que estos días los jiennenses estamos demostrando que tenemos cabeza y que somos conscientes de la situación social y sanitaria en la que vivimos inmersos y estamos viviendo unas fiestas que quedarán para el recuerdo pero que, por suerte, siguen siendo unas fiestas. Y poder decir eso en estos momentos ya es mucho. Igual me equivoco y al final se sale de madre, pero de momento es de mención saber que no están subiendo los datos y que no parezca que haya un alto peligro en estos momentos a pesar de la de gente de otros rincones de la provincia y de fuera que viene estos días a la capital. Sean las vacunas o nuestro buen hacer, lo cierto es que el resultado está funcionando y eso es de agradecer siempre.

    Cartas de los Lectores